Grey’s Anatomy, mucho más que cirugías y dramas amorosos
Si aún no has visto Grey's Anatomy, no haré spoiler, así que puedes leer este post con tranquilidad.
Empecé a ver Grey’s Anatomy el 2011, justo hace 10 años. Por casualidad llegaron a mis manos los DVD piratamente grabados de las primeras 8 o 9 temporadas, que vi de un tirón en las primeras semanas de descanso después de dar mi examen de título. Mi primer binge-watching* cuando Netflix aún no existía.
Hace 10 años, el feminismo no me sonaba a nada más que protestas y causas de “otras mujeres” a las que yo no conocía. En otros países había revoluciones de las que yo no era parte. Me sonaba a algo extraño que no sabía explicar ni reconocer. Pero el feminismo, ahora lo sé, ha estado siempre en nuestro entorno, más cerca, más lejos, más brillante o en hibernación, pero siempre ahí. Y esta serie es un signo claro de eso, porque se diga lo que se diga, Grey’s Anatomy es televisión feminista desde su lanzamiento el año 2005.
¿De qué se trata esta serie? Prometo no dar spoilers de ningún tipo de ahora en adelante.
Esta serie creada, escrita y producida por Shonda Rhimes, nos muestra la vida de Meredith Grey, una doctora joven recién titulada que llega a vivir a Seattle para cursar un programa de especialización en cirugía, en uno de los hospitales más grandes de la ciudad. Lo más fácil sería decir que la serie trata de ella: de su estadía en el hospital, sus aprendizajes en el mundo de la medicina para convertirse en una genia de la cirugía, de sus amores y desamores, sus amigos, sus conflictos familiares, etc. Y también de lo que enfrentan los personajes que la rodean, que entran y salen de la serie. Pero creo que no, esto es mucho más que Meredith Grey, casos médicos, dramas y quirófanos.
Creo que Grey’s Anatomy es feminismo porque construye una imagen compleja de la figura femenina: mujeres masculinas, y mujeres femeninas. Algunas que no quieren tener hijos y privilegian el desarrollo profesional, otras enamoradas de sus hijos y dedicadas a la maternidad. Mujeres lesbianas, bisexuales, transexuales, musulmanas, cristianas, vírgenes, y no tan vírgenes. Mujeres que fracasan y aprenden, mujeres que se enferman y se recuperan.
Pero siempre poderosas en un sentido amplio de lo que es el poder: dueñas de sí mismas, profundamente apasionadas, tomadoras de decisiones, con identidad, con talento, empoderadas de la posibilidad de crecer, aprender y sobresalir en lo que eligieron desarrollar.
Esto puede sonar muy obvio hoy, sobre todo después de la ola feminista y los nuevos contenidos que se han producido desde entonces, pero estoy segura de que no lo era hace 15 años. Mi generación creció con otros referentes. No hubo muchas series protagonizadas por mujeres que brillaran por su talento y destacaran en su campo. Que fueran intensas y complejas, que se definieran más allá de sus relaciones amorosas. Y donde al mismo tiempo, los hombres se convirtieran en otro tipo de personajes.
Si hablamos de hombres deconstruidos, no podemos dejar de referir a Alex Karev, uno de los personajes principales de la serie, cuya masculinidad se transforma y evoluciona de manera hermosa temporada a temporada. Y no es el único para nada. Acá los hombres van a terapia para entender sus traumas y sus comportamientos tóxicos, y para intentar luego sanar sus heridas y convertirse en personas más sanas. Me encanta que en esta serie veamos formas nuevas de hacer familia, de asumir los roles para la crianza y para el trabajo doméstico. Me encanta ver a hombres que se enfrentan a resolver conflictos que tradicionalmente han sido “femeninos” o asociados a mujeres.
Grey’s Anatomy fue la primera serie de Hollywood en tener un elenco donde más de la mitad de los actores no eran blancos. Hermoso y destacable logro también. Necesitamos ver diversidad en pantalla, porque el mundo es un lugar diverso y somos parte de esa riqueza.
Durante 16 años ya, Shonda Rhimes se las ha arreglado para abordar cuanto tema peliagudo puede ser importante de tratar. Esta serie ha educado a su audiencia, y detonado reflexiones que hacen falta en un mundo cada vez más complejo. Por eso en estas 17 temporadas, hemos visto conflictos con adicciones, discriminación racial, tenencia de armas, eutanasia, matrimonio igualitario, trata de blancas, salud mental, acoso laboral, acceso a la salud, consentimiento y así… Nómbralo y en Grey’s nos hicieron pensar al respecto.
Cuando les cuento emocionada a mis amigos y amigas que la temporada 17 lanzada en noviembre 2020, se trata del coronavirus (por supuesto que Shonda no podía dejar pasar el tema) algunos me dicen “¿Todavía ves Grey’s Anatomy?” o “¿Todavía sigue esa serie? ¡No puedo creer que lleva 17 temporadas!”.
Yo puedo creerlo y lo agradezco muchísimo, porque esta serie no solo supo ser inclusión, equidad y feminismo desde el primer episodio, sino que ha sabido serlo cada vez más. Ha sabido aprovechar su posicionamiento para denunciar, concientizar, deconstruir y visibilizar. Así como hace algunas temporadas nos habló de cómo enfrenta el divorcio una pareja homoparental de mujeres, luego de lo complejo que es estar en una relación de abuso, hoy nos habla de la realidad que vive el personal sanitario durante la pandemia, y nos pide ¡Quédense en su casa! a través de la pantalla.
Aunque miles crean que esta es una serie de drama en un hospital, yo sé que hay mucho más. Le agradezco a Grey’s Anatomy haberme abierto los ojos y la mente a nuevas reflexiones, a la complejidad de las personas y las relaciones. Gracias por la posibilidad de emocionarme con los logros de Meredith porque podrían ser los míos y los de todas mis compañeras. Esta serie construye una realidad con la que sé que muchas soñamos.
Si no has visto Grey’s Anatomy, tienes la suerte de que Netflix tiene de la temporada 1 a la 16, y nunca es tarde para empezar. Si hasta ahora lo que te ha detenido es el rechazo al cliché del drama médico, piénsalo dos veces, porque te prometo que acá hay mucho más.
¡Cuéntanos qué piensas de Grey’s Anatomy! ¿La viste? ¿Te gustó, te cargó? ¿Te emocionó o aburrió? Sabemos que hay tanto por decir de las infinitas 17 temporadas, como de la vida misma.
Nos leemos luego, un abrazo y feliz binge-watching* ;)
*Binge-watching es un término que se refiere a la acción de ver varios capítulos de la misma serie de televisión de forma continua en formato digital, generalmente en un servicio de streaming u on demand, aunque también a través de DVD. Binge en inglés significa «acto de consumo excesivo o compulsivo».
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Magdalena Dice:
Gracias Isabel! Hace un tiempo vi un documental donde Ellen Pompeo contaba cómo había sido para ella empezar a interpretar a Meredith Grey, y en términos de empoderamiento femenino era un sueño hecho realidad, un oasis en Hollywood jajajaja. Me encanta pensar que hay jóvenes que la están viendo y armándose otra visión del mundo gracias a Grey's :) Un abrazo!
Magdalena Dice:
Gracias Carol! Estoy de acuerdo contigo :) Todes hemos crecido y Grey's también ha ido creciendo... Hablemos de deconstrucción masculina y el ícono es Alex Karev (QEPD) jaja Acá también otra Grey's Anatomy lover, feliz con la confirmación de la Temporada 18 con Meredith aún a la cabeza :) Un abrazo!
Carol Dice:
La amo ♥️ la empecé a ver cuando ya llevaba 3 temporadas al aire, algo así como en el 2006, y tal cual como lo dices en tu relato, me ha permitido abrir mi mente y ser más consciente de muchos de los temas que han tocado, creo que tod@s hemos madurado con la serie... Me declaro Greys anatomy lover 🤭
Isabel Dice:
La amo! La empecé a ver este año, ya que estuve con licencia 2 meses y desde el primer capítulo, no pude parar. El empoderamiento femenino, es lo que más me gusta de esta serie.
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