¡Renuévate este invierno! Usa terapias alternativas
Como en la mayoría de los post de esta temporada, este también va dedicado a todas aquellas personas que en invierno sufren más de lo común. Dolencias, enfermedades y problemas, tanto a nivel físico como mental. Y me es más fácil hablar de esta temática porque (suspiro) yo soy una de esas personas. Siempre esperamos que nuestros conocimientos puedan servir a otros y en esta ocasión me gustaría darles algunos tips que les ayudarán a enfrentar este invierno y aprovecharlo conociéndose un poco más. Cuando hablamos de terapias alternativas, inmediatamente pensamos en un procedimiento costoso o en necesariamente visitar a un especialista. Siendo sincera, encuentro que ver a un especialista es la mejor forma tanto de prevenir como curar, ya que ellos siempre te proporsionarán un análisis mucho más detallado de lo que google e incluso que los propios conocimientos que una tiene. Los profesionales de cada área manejan muchos conceptos que nosotras/os no conocemos o no sabemos usar y acudir a ellos, preferentemente, será la mejor opción si queremos un diagnóstico y/o un tratamiento más certero. Aún así, siempre existen estos tips que pasan de boca en boca y que, aunque nos salen hasta en la sopa, creo que son vitales para tomar real conciencia sobre nosotras/os como mezcla de cuerpo, alma y mente. Como dicen sabiamente por ahí, "nunca está demás repetirlo". Primer paso, no olvidar la vitamina. Ya parece hasta cliché decir esto. Lo han dicho abuelas/os, mamás y papás, y la mayoría de los comerciales de farmacias también. Es claro que para el invierno es vital el mantener las defensas del cuerpo altas, especialmente frente la proliferación de virus, los que nos parecen cada invierno más resistentes. Año tras año nos cuesta más mejorarnos. Ya no basta con quedarse dos o tres días en cama. Como ejemplo personal, los últimos años (a pesar de ser muy resistente en algunos períodos) tuve resfríos que me duraron semanas y uno incluso un mes. Las bajas temperaturas pueden ser perfectas para pasarlas en casa o incluso para salir y disfrutar del paisaje, sin embargo, nunca hay que confiarse. Aparte de la vitamina, existen un montón de otros elementos que el cuerpo necesita, pero como todos somos diferentes, no es posible generalizar cuales nos harán bien o mal. En este sentido, siempre hay que escuchar lo que pide el cuerpo. Muchas veces aquellos antojos (los reales y no por causa de la gula) que nos golpean de la nada ocurren porque el cuerpo está necesitando alguna sustancia o elemento que no has podido darle en tus comidas. En este sentido, a pesar de poder hacer nuestra propia dieta en base a nuestro tiempo, nuestros recursos y gustos, es importante considerar la opción que Ayurveda ofrece. El diagnóstico de quienes practican este tipo de medicina será detallado en base a preguntas generales y específicas, que se ocuparan de responder a tus necesidades. Optar por asistir a una consulta es la mejor opción si eres una radical que hace todo por su salud. Algunas de las dietas (la mayoría, mejor dicho) no son tan conocidas y hay muchos de los ingredientes que quizás nunca en la vida has probado, pero vale totalmente la pena al menos intentarlo. Es muy común escuchar frases como " cuando el cuerpo te habla". Hay personas que creen y otras que no, así que dejo clara mi postura al decir que soy las del primer grupete. El cuerpo se comunica, quizás no con los signos que nosotros conocemos, pero es necesario y vital, si creemos en la medicina conciente, conocer cuál es su lenguaje. De hecho, cada órgano y parte del cuerpo se expresa diferente y hay algunos que necesitan de mayor cuidado y otros, por el contrario, molestan tan poco que uno llega a olvidarse de cuidarlos también. Es por ello que, cuando el cuerpo pide algo, hay que saber responderle de la forma más adecuada. No porque duela el estómago es necesario dejar de comer o, por el contrario, comer cualquier cosa con tal de saciarlo. Cuando duelen los músculos lo más "natural" en nosotras/os es llegar y tomar una pastilla, por lo general ibuprofeno o alguna similar, sin embargo, yo al menos no consigo considerarlo la mejor opción. Pero, al igual que el cuerpo habla, nosotras también debemos aprender a hablarle y no tener miedo de hacerlo. Mi mamá ocupaba esta técnica en mi cuando era pequeña (siempre funciona mejor cuando la mamá lo realiza dado a la conexión que se mantiene desde la gestación hasta las etapas posteriores). Consistía en hablarme mientras estaba dormida, dandole órdenes positivas (siempre usar Sí, nunca decir No) a mi cuerpo, las que podían aplicarse para sanar de alguna enfermedad hasta regular mejor mis horarios de sueño, por ejemplo. Si bien no es posible nosotros mismos realizar esta técnica, sí podemos tomarnos el tiempo de relajarnos, parar la rutina y estar a solas con nuestro cuerpo, conocerlo, escucharlo, hablarle, enfocarnos en como se siente cuando deja las tensiones y pasa a un estado muy parecido a la quietud. La meditación y el Yoga, en este sentido, son prácticas perfectas para el alcanzar ese relajo y esa conexión contigo misma que necesitas. Muchos centros a lo largo del país realizan clases de yoga e incluso de meditación, por lo que también, si no es tu fuerte el concentrarte por ti misma, esta práctica en conjunto y guiada te ayudará mucho más a alcanzar tu objetivo. Al mismo tiempo que realizas este bien para tu mente y para aprender a comprender tu cuerpo, lo estas tonificando, entregándole así la potencia que necesita para, por ejemplo, lidiar con la rutina, sentirte más dispuesta al comenzar y acabar el día, evitar algunas dolencias y enfermedades, y sentir un mayor manejo sobre tus movimientos y postura. Algunas veces queremos desaparecer del mundo, pegarnos un viaje lejos y todo solamente con un motivo: estamos viciadas con la rutina. Esta parece nunca acabar, un circulo vicioso del que no salimos hasta que nos haya hecho pebre. Es recién cuando comenzamos a sentir los efectos negativos de nunca darnos tiempo y siempre preocuparnos por cumplir con la rutina, que ponemos un alto y nos hacemos conscientes. Pero mi preocupación no está solo en que aquello ocurra, sino más bien el hecho de no intentar prevenirlo. La mayor parte del tiempo estamos tan consumidos por este trote constante que no nos damos cuenta que la quietud está a nuestro alcance, es sólo organizarse y siempre guardar un tiempo para desconectarse. Todas y todos merecemos ese espacio para preocuparnos de nosotras/os mismas/os. Tenemos que abrir los ojos a que el mundo no va a acabar si no respondemos un mensaje, si no hacemos tal cosa a tal hora. Probablemente ya habrá tiempo para hacerlo, pero es necesario en ese momento decirse "necesito mi tiempo y me lo voy a dar". A la vez que nos desconectamos, podemos aprovechar de reconectarnos con algo mayor. Una conexión que, para los creyentes en estas temáticas claro, te traerá una satisfacción que hará cualquier cosa (incluso la rutina) soportable. Una de las técnicas que nos ayuda a reconectarnos con lo que podríamos llamar energía superior, es el Reiki. En sí, reiki hace relación a la energía universal, y la práctica, del mismo nombre, se encarga entonces de llevar esta energía a cada uno de los que asiste a una sesión. La persona que lo realiza actúa como un canalizador de esa energía y, en este sentido, es muy importante que asistamos a un lugar (centro de reiki o a una consulta en específico) del que tengamos referencias (positivas, claro) y el cuál nos genere seguridad y confort. Cuando hablamos de energía nos referimos a un tema sensible, por lo que siempre es recomendable discriminar antes de confiar ciegamente. Este tipo de reconexión será vital para mejorar nuestro estado mental y corporal, ayudará a limpiar nuestros sentimientos y emociones que la mayoría de las veces acaban traicionándonos, y le da un cuidado a aquello "no visible" ni palpable pero que es igualmente valioso en nosotras/os, nuestra energía. Espero sean de ayuda para todas/os ustedes los tips que acabo de dejar aquí, con todo el amor y cuidado que se merecen. Insisto, aunque estos consejos los hemos escuchado una y otra vez, nunca está de mal recordarlos. Así que espero que se animen a salir de la rutina cualquiera de estos días y se atrevan a incorporar (a lo que ya puede ser el veganismo, vegetarianismo, vida cruelty free, entre otras prácticas de nuestras/s lectoras/es) las terapias alternativas que se ofrecen, añadiendo a las ya mencionadas la aromaterapia y la sonoterapia (entre tantas otras). Catalina Portales
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