Podemos cambiar el mundo con nuestras decisiones de consumo
Te invito a reflexionar sobre el impacto que tienen nuestras decisiones de consumo, y a apropiarte de tu superpoder para cambiar el mundo, convirtiéndote en un consumidor informado, consciente y feliz.
Hace algunos años decidí empezar a alimentarme solo en base a plantas. Desde entonces he recibido todo tipo de comentarios: desde las críticas porque es una dieta “extrema”, las preocupaciones por mi nutrición y mi salud, la admiración a mi “fuerza de voluntad”, los típicos “Yo no podría, me gusta demasiado el queso”. Pero hay algo que empieza a sonar cada vez más: “Cada vez es más fácil ser vegano, o no? Con todos los productos veganos que han salido...”. Confieso que hace 10 años yo ni siquiera sabía lo que era el veganismo.
En los últimos años hemos visto florecer (aunque aún falta muchísimo) el mercado del veganismo, los almacenes a granel, las tiendas de productos orgánicos y naturales y los emprendimientos de fitocosmética. Hemos visto extenderse las certificaciones de “no testeado en animales” o “producto vegano” o “producido bajo estándares de comercio justo”. Miles de nuevas marcas que ofrecen productos que proponen un impacto consciente en el ecosistema y en la economía han surgido, y las marcas tradicionales se han adaptado, y creado nuevas líneas y nuevas alternativas dentro de su oferta. Y esto ha sucedido exclusivamente porque hay una demanda por productos de este tipo.
Lo hicimos nosotros porque tenemos el superpoder de cambiar el mundo con nuestras decisiones de consumo.
El mundo ha cambiado, y los buenos cambios han sucedido en una enorme medida porque hemos decidido consumir distinto. Lo queramos o no, construimos una forma de vida que se basa en las decisiones de consumo, y aunque a mi por lo menos eso me hace sentir angustiada a veces, el aspecto positivo es que tenemos muchas oportunidades diariamente de hacer la diferencia. No tenemos que esperar a las próximas elecciones, o a la próxima marcha, o al próximo estallido social.
El mundo no necesita miles de consumidores perfectos, comprando solamente productos orgánicos, veganos, conscientes y artesanales. Necesita miles de consumidores conscientes, entendiendo el impacto de sus decisiones de compra y haciendo lo posible por hacer cambios. No necesitamos consumidores culposos sufriendo por cada compra que hacen (he sido esa consumidora, y no gracias) si no personas felices. La culpa y la angustia no nos harán felices y si no somos felices, no podremos hacer feliz al mundo. Esto es ciencia y lógica pura.
El desafío no es a dejar de comprar, ni a pasar una Navidad sin regalos, ni a ser veganos, ni a dejar de viajar. Come lo que te haga feliz, compra lo que te haga feliz, haz lo que te haga feliz, pero con consciencia. Seamos consumidores conscientes, educados, investigadores y felices. Los productos que consumimos, desde el agua potable hasta nuestra polera favorita, tiene una línea de tiempo muy larga, de la cual solo participamos y conocemos una sección muy breve, pero que sucede en gran parte porque tomamos una decisión de compra. La buena noticia: podemos conocer el antes y después de los productos que compramos. Cada vez hay más información disponible también, no es necesario pasar tarde enteras en la biblioteca pública como en las películas.
El motivo por el cual soy vegana, es porque creo que es posible y necesaria una nueva y mejor forma de habitar el planeta y de relacionarnos entre especies. Lo que comemos tiene un impacto gigante en el medio ambiente, en nuestra calidad de vida y en nuestra salud. Y no solo en la nuestra, si no en la del planeta entero. Comemos demasiado como para que la alimentación sea un hecho trivial. Y las compras de productos de alimentación son solo una pequeña parte de lo que consumimos diariamente. Si comemos demasiado, consumimos muchísimo más. Si te gusta demasiado el queso, no te preocupes, tienes muchas otras oportunidades de acción.
¿Qué hacer para ser un consumidor más consciente?
Pensar. La reflexión nos llevará indefectiblemente a la consciencia, a la sensibilización, a la inquietud, a la búsqueda de información, a una mejor toma de decisiones. Los y las invito a repasar nuestras decisiones de consumo ¿En qué nos estamos gastando la plata? ¿Qué de eso podemos y queremos cambiar? Probablemente no todo, probablemente algunos productos serán demasiado caros, otros requerirán demasiado tiempo. No tienes que cambiar todo, y no podrás cambiar todo de inmediato, pero de poquito a poquito se llena el saquito (otro hecho científico).
Y como se sabe que las RRSS cada vez más, moldean nuestra forma de pensar, de ver el mundo y nuestro comportamiento, les dejo las cuentas que me han inspirado a un consumo más consciente. Son mis favoritas, pero hay mil más. Espero que se sientan tan inspirados e inspiradas como yo, porque cuando comienzas, las puertas se abren solas.
@loquemaspuedo, @vidasustentablechile, @discosopachile, @adc_circular, @vayaconsumismo, @closetsustentable
Feliz Navidad y feliz consumo consciente y sustentable a todos y todas.
Nos leemos luego :)
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