Vida imaginada de un perrito adoptado. Episodio 2: adolescencia y rebeldía
Sigue descubriendo la vida inventada de mi perrito aventurero. En este capítulo, su fase de adolescente rebelde.
Hace un par de meses sentí que la curiosidad por conocer la vida anterior de mi perro adoptado, no daba para más. Si según los veterinarios tiene aproximadamente 12 años, es demasiada la vida que vivió como para mantenerse su historia en las sombras de lo desconocido.
¿La solución? A falta de los recursos necesarios para hacer una indagación completa en su historial médico, preferí inventarle una vida linda y triste, esperanzadora y concientizadora para que cada vez haya menos Hochimines solos y desamparados, y más Hochimines felices y seguros.
Así que acá va, después del primer episodio en la vida de mi Hochiminh, llega el segundo: Adolescencia y rebeldía🤘🏼.
Después de un nacimiento terremoteado y muy proteico, de conocer a su primera familia cariñosa, juguetona y de acumular protección para lo que viniera, Hochiminh cambió su escenario drásticamente. Un viernes en la tarde, después de una siesta calentita, despertó para darse cuenta de que lo estaban llevando de paseo y no volvió a ver a su familia humana, ni perruna.
Después de Maipú, Peñaflor
La nueva casa no quedaba lejos de la antigua, pero no lo suficientemente cerca para que pudiera encontrar el camino de regreso intuitivamente. Entre intentar volver y perderse, y aceptar su nueva suerte con hidalguía, su instinto le indicó dejarse llevar y ver qué podía pasar.
Total, los humanos eran buenos, los niños eran tiernos. La falta de comida y abrigo nunca fueron una posibilidad, lo que viniera tenía que ser bueno.
La adolescencia en los perros pequeños (como este aventurero) comienza aproximadamente a los 5 meses, y puede durar de varios meses a un año. ¿Cómo son los perros adolescentes? No tan distintos a las personas adolescentes: bastante insoportables.
Los perritos adolescentes
Dispersos, inquietos, desobedientes y llenos de energía, son meses de mucha paciencia. No serán así para siempre, pero sí hay que apoyarles y ayudarles con cariño y resignación. Son meses clave para forjar su buen comportamiento y para manejar la agresividad.
El adiestramiento no se trata de enseñarles a hacer gracias, ni de dominarles ni suprimir sus instintos, si no que es parte de la tenencia responsable. Es clave para que sean actores sanos y respetuosos con su entorno.
Hochiminh llegó a la casa de una familia vecina de la comuna de Peñaflor, donde los papás querían enseñarle a sus dos hijos la conexión con los animales. Los maipucinos les prometieron un cachorrito dulce, amistoso y cariñoso. Y así era al llegar pero a los meses se convirtió en un adolescente 👿 y se puso rebelde.
Un torrente de energía embargó a Hochiminh y necesitaba moverse mucho, la casa y el jardincito se le hicieron chicos. Comenzó a morder y romper cosas, a ladrar más que antes, a ser un poco agresivo con otros perros. Un rebelde sin causa alguna.
La familia no estaba preparada para esta etapa, y comenzaron a decepcionarse y a extrañar su ternura cachorrística. El adolescente rebelde comenzó a ser menos adorable. Sus instintos sexuales florecieron con los meses y Hochiminh comenzó a montarse sobre lo que encontrara, perritas de la plaza con azorados dueños, incluidas. La esterilización comprometida al momento de su adopción pasó a segundo plano, cuando irónicamente podría haber aplacado esta “vergonzosa” conducta.
Resultado: la familia se aburrió antes del año de Hochiminh.
¿Cómo se llega a tomar la peor decisión?
Tomaron la decisión de devolverlo a Maipú, donde seguramente estaría más calmado en un ambiente conocido y cerca de su mamá y su familia original. Quizás incluso estarían contentos de recibirlo de vuelta, convertido en un adolescente de pelo brillante y lleno de energía.
Pero no fue así, ya no había espacio en Maipú para Hochiminh. Su anterior familia ya se había reconfigurado y ya que estaba más grande no habría espacio suficiente. La respuesta fue clara: “Quisieron al perrito, ahora háganse cargo” lo cual tenía todo el sentido del mundo.
Adoptar significa recibir la compañía, amor y ternura de una mascota, pero también hacerse cargo de lo no tan bonito: comportamientos indeseables; enfermedades; gastos médicos; es tomar responsabilidad cuando ataque a alguien o destruya propiedad ajena; es responsabilizarse por educarlo y enseñarle a ser un buen perro.
Después de tratar de regalarlo a otras familias conocidas y poner un par de publicaciones en RRSS, la decisión final fue la peor que pudieron haber tomado: dejemos a Hochiminh por ahí, en un potrero, que la naturaleza se haga cargo, es tan loco y salvaje que sabrá sobrevivir. No conocían otra opción ni la buscaron.
El papá de la familia lo subiría al auto el próximo fin de semana, y saldría a dar vueltas hasta encontrar un potrero lo suficientemente perdido como para que no encontrara el camino de vuelta. ¿Se comenzaría a definir así la próxima etapa en la vida de mi aventurero perrito? ¿“Hochiminh Into The Wild” en lo salvaje, a la que te criaste y a desarrollar el instinto de supervivencia?
Todavía hay esperanza
Todavía quedaban 3 días para el fin de semana, en los que el inminente desastre podría evitarse, y así sería para su suerte. Lo que pasó a continuación lo sabremos en el próximo capítulo de la vida inventada de este perrito: “Hochiminh y su primer amor verdadero”.
Si quieres saber más sobre tenencia responsable de mascotas, te invito a leer el siguiente artículo del Museo de Historia Natural de Valparaíso, la fuente es inesperada, pero la información está buena y refiere al marco legal de la tenencia responsable de mascotas en Chile.
Cuéntame ¿Has imaginado la vida antes de ti, de tu mascota adoptada? ¿Te imaginas lo que le depara el destino a Hochiminh?
Nos leemos luego, un gran abrazo lleno de amor perruno 💖
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