Sobre el dolor de perder a los animales que amamos
Te invito a conocer una reflexión sobre porqué nos duele tanto cuando perdemos a los animales que amamos. Spoiler: a pesar de lo doloroso, es lindo que así sea. Y si estás sufriendo la partida de un animal amado, no eres la única, no eres el único.
Hace unos 15 años, murió la perrita de una persona de mi familia a la que yo no era tan cercana. Ella y su perra se amaban profundamente y estaban siempre juntas. Siempre me costó entender y aceptar esta relación: la encontraba ridícula y exagerada, me incomodaba un poco. Creía que tenía que buscarse amigos, seres humanos a los cuales dedicar su tiempo, energía y afecto, en vez de un perro. La muerte de la perrita significó para esta persona una pérdida enorme, un desafío emocional brutal y un duelo de años. Recuerdo haberle dicho a mi mamá “No debería haberse encariñado tanto con su perra”. Pensando que ese vínculo era fácil de dominar y controlar.
Hoy me reconozco casi cruel en estas apreciaciones y avergüenzo un poco. Por algún motivo, no había logrado entender la profundidad del vínculo que se puede dar entre personas y animales. No había llegado a compartir mi vida con un animal, me parecía descabellado y poco conveniente este encariñamiento.
Pero ahora tengo mi propio perro, sin el cual no me imagino la vida. Llevo una alimentación vegana y consumo productos cosméticos libres de crueldad, ya que algo en mí cambió y sentí que no podía tolerar y promover el sufrimiento de los miles de animales cuyas vidas están al servicio de nuestro disfrute, cuidado y belleza.
Y hoy desde este lugar distinto, siento que nuestra sociedad está al debe con muchas pérdidas que miles de personas viven, sin la debida validación y acompañamiento. Conozco personas que han sufrido depresiones profundas después de la pérdida de una mascota. Otras que han acomodado sus empleos y rutinas para cuidar de mascotas con problemas de salud. Otras que se han endeudado ferozmente para cubrir gastos médicos de animalitos.
¿Descabellado y poco conveniente? Por ningún motivo. Miles de personas cuidan de sus animales como si fueran miembros de su familia, lloran sus pérdidas como las de seres queridos, ¿y no son eso, seres en el mundo que uno ama profundamente?
Siento que detrás del menosprecio de miles (porque sé que miles de personas piensan hoy como yo pensaba hace 15 años) está el no entender el valor de los animales: cómo aman incondicionalmente, cómo juegan y se divierten hasta el cansancio como niños, cómo cuidan y defienden con fiereza a sus vínculos significativos.
Y es que para millones de personas, sobre todo quienes vivimos en ciudades, son la naturaleza que tenemos más cerca. Nos enseñan de resiliencia, de armonía, de vulnerabilidad ante la raza humana.
Pero no a todas las personas nos gusta aprender ni valorar a la naturaleza. Quizás detrás de la pobre valoración del vínculo entre las personas y sus mascotas, está la pobre valoración del cuidado y amor por la naturaleza, por todo el resto del planeta que no somos las personas. Se sabe que la crisis medioambiental que estamos viviendo tiene una de sus raíces en este fenómeno extraño pero bastante humano: el desprecio de lo natural, del cariño y apego con lo natural. Como si lo natural fuera inferior, poco valioso.
Estamos al debe con quienes amaron animales en esta vida y sufrieron su pérdida, estamos al debe con quienes necesitaron pausas laborales, apoyo familiar, cariño y atención de sus comunidades, apoyo económico, y no lo tuvieron. ¿Quién cuestionaría la dificultad de duelar a tu mejor amiga, o a tu abuelo, o a tu prima?
Hoy, hago esta reflexión porque la persona que amo está llorando la pérdida del perrito de su corazón. Me duelen su tristeza y su dolor, su frustración de no poder tenerlo más años en su vida. La noción de que lo extrañará profundamente de ahora en adelante, aunque lleguen otros animales, él fue único. El vínculo fue único como puede serlo una unión entre seres sintientes que ven en un otro la necesidad de vincularse para darle sentido a su paso por el mundo.
Su desolación es la de miles y solo me queda recordarle que el dolor es tan grande como el amor que se tuvieron y que no la abandonará nunca.
Acojamos a quienes sufren la pérdida de un ser querido no humano, a quienes pierden partes de su familia con pelaje y garritas. Reconozcamos y valoremos el apego que podemos generar con los animales, porque ahí está la parte de nuestra humanidad que necesitamos ser para generar un mundo mejor, más justo y empático.
Todos podemos construir un mundo más seguro: donde vivirán personas y animales, personas y naturaleza. Ojalá, vinculados por el amor profundo💗
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Rosa Sazo Dice:
Maravilloso! Pudiste, en pocas palabras, atesorar lo valiosa que es la vida, en todas sus dimensiones. Soy una tenedora responsable de mascotas y, he tenido muchas, todas recogidas de las calles, y las he amado con todo mi corazón. Las que se han ido al cielo, aún están vivas en mis recuerdos.
Katherinne heller Dice:
Gracias
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