articulos |Publicado el 26-08-2024

La historia de Biquette: la cabra punk

Hace un tiempo me topé con una historia en RRSS que me llamó mucho la atención. Biquette era una cabra que salió de la industria productiva en Francia por no poder producir más leche, y al no querer pagar sus antiguos dueños el costo que tenía llevarla al matadero, terminaron entregándola a una granja en una zona llamada Mauriac, donde vivió 10 años entre bandas de punk, grindcore, metal y otros géneros musicales similares.

Su historia es famosa por una foto donde aparece en la primera fila de un concierto pequeño, rodeada de músicos, fans, instrumentos y parlantes. Ciertamente es una imagen curiosa.

Investigué sobre esta historia porque me llamaron mucho la atención los comentarios de las personas en RRSS que iban más o menos así: “Qué cabra más cool” “Larga a vida a la cabra punk, la mejor de todos los tiempos” y “Sin cabra no tiene gracia el concierto” y yo automáticamente pensando todo lo contrario ¿Qué le tiene que pasar a una cabra para terminar como fan de bandas de grindcore?

Esta impresión se acentuó al conocer mejor la historia y condiciones de vida de Biquette en la granja de Mauriac. Nadie se hizo realmente cargo de ella, era una especie de mascota punk descuidada. Le gustaba comer colillas de cigarrillos, incluso robaba cigarros prendidos, y buscaba restos de cerveza y otros tragos en los vasos que quedaban después de las fiestas y conciertos. Comía lo que encontraba botado, que muchas veces era incluso basura.

Ante las críticas que pudieran recibir los administradores de la granja, su respuesta era “Biquette nunca fue obligada a asistir a un concierto, ni a permanecer en la granja, era libre de venir o irse a su gusto”.

¿El lema de Biquette? “Escape death, live punk” o “Escapa de la muerte, vive punk”.

Al parecer, la gente de internet piensa que Biquette vivió 10 años de rockstar en Mauriac. Yo pienso que vivió 10 años de maltrato y abandono. Entremos un poco en el contexto de los rescates de los animales de la industria productiva o de laboratorio. Puede que tengas en mente la imagen de un cerdito saliendo de una jaula y corriendo libre por el campo, pero no.

Los animales rescatados pueden enfrentar desafíos significativos al adaptarse a una vida fuera de la industria o el laboratorio. Muchos de ellos nunca han tenido contacto con el mundo exterior, lo que puede resultar en estrés, miedo, o problemas de salud derivados de su vida previa. La rehabilitación requiere paciencia y cuidados específicos para asegurar que puedan disfrutar de una vida saludable y libre.

Antes de ser rescatados, probablemente vivían en condiciones de confinamiento extremo, donde sus movimientos y comportamientos naturales están severamente restringidos. La vida en el entorno de la industria de los alimentos de origen animal, está marcada por el estrés, la falta de espacio, y, en muchos casos, la falta de atención veterinaria adecuada para sus individuos.

Una vez rescatados, los animales suelen necesitar cuidados intensivos para recuperarse de las condiciones en las que vivían. Esto puede incluir tratamiento para heridas, enfermedades, y problemas psicológicos derivados del estrés y el maltrato. Idealmente, la rehabilitación también incluye ayudarlos a adaptarse a un entorno más natural y a interactuar con otros animales en un ambiente seguro.

¿Les suena a que algo de esto fue puesto en práctica con Biquette? Yo adivinaría que no.

Está bien que Biquette haya podido escapar de la industria productiva, donde probablemente sus condiciones eran peores que las que pudo experimentar en la granja. Está bien que haya podido dejar de ser considerada un instrumento productor de leche, para ser considerado un animal, un individuo con personalidad, gustos y hábitos. Pero no es suficiente.

Aparece el dilema de los rescates de animales: son importantes y necesarios pero no son suficientes. Hay tanto más que hacer para dar a los animales la vida que realmente merecen fuera de un medio productivo. Lamentablemente, la libertad por sí sola no es garantía de calidad de vida. 

¿Significa esto que se debe dejar de rescatar animales, si no se pueden asegurar las condiciones propicias para su rehabilitación? ¡Ojalá que no! Existen cada vez más santuarios y otras organizaciones que se dedican a acoger animales de la industria, y que manejan la expertise necesaria para hacerse cargo de sus vidas. Estos santuarios les ofrecen un entorno donde pueden expresar sus comportamientos naturales, como pastar, moverse libremente, y socializar con otros animales. Les proveen de los cuidados veterinarios que casi siempre son necesarios.

Me permito llevar la reflexión un poco más allá: ¿no hubiera sido mejor que Biquette no hubiera sido nunca parte de una granja lechera? Con lo importante y urgente que son el rescate, rehabilitación y reinserción de los animales de la industria, pienso que sigue siendo urgente la disminución de animales que necesiten ser rescatados del interior de la industria.

Lo he escuchado muchas veces “Si los criaderos tuvieran muros de cristal, el mundo sería vegano”. 

Una vez conocidas las condiciones en que se mantienen los animales de la industria, y las consecuencias que esto tiene tanto medioambientalmente como para la salud de las personas, es difícil seguir siendo parte. El llamado es a informarse, a ser parte y apoyar tanto a santuarios como a otros proyectos que protegen el bienestar de los animales dentro y fuera de la industria. El llamado es a dejar de comer productos de origen animal, es muy fácil construir mejores historias para Biquette y miles de otros animales que lo necesitan. Ojalá en el futuro dejen de necesitarlo.

Un abrazo, nos leemos luego ;)