El Hummus: Tributo vegano a la versatilidad, nutrición y delicia
En el Día Internacional del hummus, pedimos un aplauso para el mejor amigo de la alimentación basada en plantas. Un merecido tributo a esta preparación rica, sana, fácil y versátil.
Considero que hay algunos momentos de inflexión gastronómica en Chile: cuando se puso de moda el queso crema con salsa de soya, sésamo y galletitas, o cuando nos dimos cuenta de que el pebre quedaba bien con jengibre, y que las semillas le subían el pelo a las ensaladas. Pero no hay ningún momento tan importante como la popularización del hummus.
Mi fanatismo por esta preparación inició el 2011, cuando una amiga de mi mamá lo llevó a un paseo y me fascinó. Comencé a prepararlo y cuando lo mastericé, llegué con un frasco gigante y delicioso a un cumpleaños, y fui la sensación de la noche. "¿Es de garbanzos, en serio?, ¿Y qué más tiene?, ¿Y se puede hacer sin tahini?" Nunca pudimos recuperarnos. Al igual que el reggaeton, el hummus llegó para quedarse.
La preparación a base de garbanzos cocidos, pasta de sésamo, aceite de oliva, limón, sal y ajo, es tan antigua que su origen no está claro, pero se presume que existe de los años AC en la región de medio oriente donde se encuentran Palestina, Siria, Jordania, Líbano y otros países de tradición mayormente árabe. En árabe, garbanzo se dice hims, pero se pronuncia hummus, y aunque en la antigüedad se preparaba probablemente muy distinto, sigue siendo un plato rey.
El hummus llegó a occidente para ser el mejor amigo de quienes nos alimentamos con plantas, y también de quienes no saben qué ofrecerle al invitado vegano (no sean como la mamá de una amiga que secretamente le ponía mayonesa para hacerlo más rico, no es necesario). Lo fácil, rico, barato y nutritivo lo han hecho un plato universal. Como puré acompañando verduras, como salsa para untar, como aliño de la ensalada, como relleno de champiñones asados, el hummus es un aliado perfecto y versátil.
Sobre lo perfecto: es delicioso, suele vencer a paladares mañosos. Es super barato de preparar y muy proteico. Si lo mantienes refrigerado puede durar hasta 5 días. Si hiciste mucho y no alcanzaste a consumirlo, se puede congelar. Con el agua de cocción de los garbanzos puedes hacer muchas otras cosas como mayonesa y merengue.
Sobre lo versátil: encima de la base puedes implementar infinitas variaciones. Con hojas verdes para darle un color distinto, mi versión favorita es con cilantro, pero ¿albahaca, perejil, kale blanqueado? ¡es increíble! Con betarraga se convierte en lo más lindo que habrá sobre la mesa. Con limón extra y unas hojitas de menta queda refrescante y novedoso. Con tomates asados y romero se multiplica el umami y se diversifican las texturas. Con zapallo naranjo queda de textura extra suave y cremosa. Nombra una verdura de tu cocina que no le sume valor.
Para terminar, un agradecimiento vegano: nuestro aliado estratégico en ambientes omnívoros, la preparación que mejor transmite que “no es tan malo ser vegano” o "es rica la comida vegana", el plato que nos nutre, nos saca de apuro y nos deleita al mismo tiempo. No nos cansaremos de agradecer la existencia de esta preparación maravillosa.
Y ustedes ¿recuerdan la primera vez que comieron hummus? ¿Conocen a alguien a quien no le guste? ¿Cuál es su forma favorita de prepararlo?
Un abrazo, nos leemos luego <3
PS: ¡No olviden remojar sus garbanzos y descartar el agua de remojo!
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