articulos |Publicado el 08-05-2024

¿Qué es la Ecoansiedad y cómo lidiar con ello?

Durante estos últimos años, el calentamiento global ha sido un foco de preocupación constante que ha ido en aumento a medida que este fenómeno se va intensificando. El aumento de temperaturas y desastres naturales no sólo ha gatillado múltiples consecuencias en el medio ambiente, sino también a nivel social.

Seguramente, si eres una persona que consume con frecuencia noticias relacionadas a maltrato y explotación animal, catástrofes ambientales y la crisis que esto desatada, te has sentido preocupada o angustiada. Cuando estas emociones van en aumento y generan mayor ansiedad, puede derivar en lo que expertos denominan como “ecoansiedad”.

La Asociación Americana de la Psicología define la ecoansiedad como un “temor crónico de cataclismo ambiental”, un estrés causado por observar los impactos aparentemente irrevocables del cambio climático y la preocupación asociada por el futuro de uno mismo y futuras generaciones.

Dicho organismo aclara que las emociones que más se repiten bajo este fenómeno social son tristeza, ansiedad, rabia, culpa e impotencia; una sensación de no poder hacer nada para que las cosas cambien, lo que genera aún más ansiedad. Dado la crisis climática, las personas piensan que independiente de las medidas que puedan adoptar, igual están expuestas a vivir alguna catástrofe natural, ser impactados por la contaminación o daños en la salud, entre otros.

En Chile, un estudio realizado por Greenpeace en 2023 reflejó lo expuesto que se encuentra el país ante la ecoansiedad. La encuesta fue contestada por 459 personas, de los cuales el 89% de los participantes reconocieron experimentar una notoria preocupación por los efectos del cambio climático. Sobre los fenómenos socioambientales que refieren mayor preocupación, la crisis hídrica está en primer lugar con un 41,33%. Le siguen el derretimiento de glaciares con un 14,22%, sequía prolongada e incendios forestales, con 10,89% y 8,44% respectivamente.

Asimismo, un estudio publicado por el medio “The Lancet”, donde se encuestó a 10.000 niños y jóvenes de 16 a 25 años en diez países (Australia, Brasil, Finlandia, Francia, India, Nigeria, Filipinas, Portugal, Reino Unido y Estados Unidos); reveló que más del 45% indicaron que sus sentimientos sobre el cambio climático afectaron negativamente su vida diaria y su funcionamiento, y el 75% se refirió a estar “aterrado” sobre el futuro.

Esto no sólo refleja las consecuencias que genera este fenómeno, sino también nos hace reflexionar sobre cómo esta reacción y sus concecuencias pueda incrementarse a futuro, considerando que la situación climática sea aún más crítica. Por ello, es importante pensar en formas de tomar acción, en mitigar sus efectos e incluso prevenirla.

¿Qué acciones tomar para lidiar con la ecoansiedad?

En primera instancia, Rodolfo Sapiains, académico del Departamento de Psicología de la Universidad de Chile e investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2), apunta a la forma en cómo los medios de comunicación transmiten la información.

En este contexto, el académico señala que son estos quienes, además de informar sobre los problemas asociados al cambio climático, también deben darles espacio a las soluciones. Deben empezar a comunicar sobre lo que las personas, empresas y autoridades deben hacer para combatir esta problemática ambiental.

De igual manera, existen otras formas para lidiar con la ecoansiedad y que están aún más al alcance para las personas que la padecen. Los sentimientos de angustia o preocupación son una respuesta saludable ante la crisis climática y, según la investigadora y psicoterapeuta Caroline Hickman, hablar sobre estas emociones y reconocerlas como tal es el primer paso para procesarlas.

Sumado a ello, los hábitos personales toman un rol igual de importante ante este fenómeno. Por ejemplo, optar por una alimentación basada en plantas reduce considerablemente el impacto contaminante en el planeta, pues se reducen los gases de efecto invernadero, la acidificación global, la eutrofización y el uso de agua y suelo.

Un estudio de la Universidad de Michigan y la Universidad de Tulane (2020) estimó que reemplazar la mitad de todos los alimentos de origen animal a alimentos de origen vegetal podría resultar en una disminución del 35% en las emisiones relacionadas con la alimentación en los EE. UU. Eso se traduciría en una reducción de aproximadamente 224 toneladas métricas de emisiones anuales, la misma cantidad que 47,5 millones de vehículos de pasajeros para el 2030.

De igual manera, la gestión de residuos -o reciclaje- beneficia a la reducción de contaminación en el mundo. Acorde a los organismos como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), reciclar reduce el consumo de recursos naturales, podría suponer la reducción de un 49% de las emisiones de CO2, disminuye la contaminación provocada por vertederos a cielo abierto, entre otras cosas.

Los vertederos a cielo abierto igual albergan residuos de la industria textil, lo que da luces a otro problema que es posible mitigar: la moda. El sobreconsumo de ropa afecta no sólo a las materias primas, sino que al uso de suelo y agua. Su producción, además, es responsable de aproximadamente el 20% de la contaminación mundial de agua potable dado la tintura, productos de acabado y microplásticos que se liberan en cada lavado, acorde al Parlamento Europeo.

Para evitar aumentar este problema, se puede optar por elegir prendas de ropa que sean de un material resistente y de alta calidad. Asimismo, comprar ropa de segunda mano permite darles una segunda vida a prendas que probablemente se encuentren en buen estado, pero fueron desechadas al estar fuera de tendencia.

Otra acción concreta y sencilla, es comprar de manera consciente y ética. Para llevarla a cabo, primero, es necesario cuestionarse si lo que se está adquiriendo es necesario o no, así como al comprar un producto se daña a terceros o no. Esto no sólo va ligado a la industria textil mencionada anteriormente, sino también a la industria cosmética y a los experimentos previos que se realizan a la venta de un producto cosmético.

Los experimentos en animales para la industria cosmética suponen un gran daño para la vida plena de múltiples animales utilizados en laboratorios, los que son expuestos a químicos o sustancias totalmente nocivas para su salud. Es en este escenario, donde el consumidor toma un rol importante en el mercado al optar productos que pueden avalar estos procedimientos o pueden optar por una vía más ética y sustentable.

Por ello, al preferir productos certificados como libres de crueldad se está salvando la vida de alrededor de 150 animales. Además, ayuda a impulsar el mercado consciente, que es amigable con otros seres sintientes y que busca generar un impacto positivo en el mundo.

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Las acciones mencionadas no sólo ayudan a lidiar con la ecoansiedad que a tantos aqueja, ya que también ayuda a generar cambios ante la crisis medioambiental. Sensibilizar, transformar y actuar ante el escenario climático global es esencial para sanar, aunque sea un poco, el daño hecho por los humanos. 

Te recordamos que, pese a que la crisis climática se sienta más grande que nosotros, nuestros actos también pueden crear cambios y tener un impacto positivo tanto en nuestro presente como futuro. Reciclemos y optemos por una alimentación basada en plantas, por compras conscientes y por productos libres de crueldad. Así, además de reducir nuestra huella de carbono, salvamos vidas de otros seres sintientes y la del planeta. ¡Aún estamos a tiempo!

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