articulos |Publicado el 28-03-2024

La violencia estética en redes sociales

Siglo tras siglo, las mujeres han sido sometidas a múltiples cánones de belleza impuestos por la sociedad patriarcal, lo que ha causado una constante inconformidad, trastornos y problemas de autoestima de la mujer con su cuerpo.

Los cánones de belleza, incluso, han sido la excusa perfecta para ser utilizados como negocio para que empresas y marcas creen productos cosméticos, intervenciones estéticas y prendas de ropa, moldeadas al estándar de belleza establecido socialmente, además de ser usados como estrategia de alcance en tendencias virales en redes sociales, dejando a su paso secuelas tanto físicas como emocionales. Esto es lo que hoy conocemos como violencia estética.

La violencia estética, concepto que hace referencia a la imposición de cánones de belleza irreales en la sociedad, ha aumentado en el mundo digitalizado en el que vivimos, donde un 62% de la población tiene acceso a redes sociales.

El año 2012, la doctora en Ciencias Sociales Esther Pineda conceptualizó un fenómeno al cual muchas mujeres ya están familiarizadas. A través de la publicación de su libro “Bellas para morir. Estereotipos de género y violencia estética contra la mujer” Pineda definió como Violencia Estética la presión a la que son sometidas las mujeres para responder a la expectativa y exigencias de belleza.

Según Pineda, “la violencia estética se fundamenta sobre cuatro premisas: el sexismo, la gerontofobia, el racismo y la gordofobia, por lo cual siempre le va a exigir a las mujeres feminidad, juventud, blanquitud y delgadez”, lo que vemos reflejado a su vez en aplicaciones de redes sociales, que modifican características o morfología del rostro para acercarse a estos cánones.

En los últimos años, diversos estudios asocian un mayor uso de las redes sociales con mayores niveles de insatisfacción corporal, lo que puede conducir a resultados perjudiciales para la salud mental, incluida la depresión. Solo en Estados Unidos, el 22,89% de las mujeres y el 17,81% de los hombres han indicado que las redes sociales afectan cómo sienten sobre sus cuerpos. 

Adicionalmente, en la actualidad se ha detectado el fenómeno denominado #SephoraKids en la red social TikTok. Este viral ha causado alerta por el alto interés de menores de 12 años en el uso de productos de cuidado de la piel y maquillaje, donde se puede ver que jóvenes entre los 10 y 12 años compran productos cosméticos compulsivamente, emulando tutoriales o comportamientos de personas adultas.

Esto nos invita a cuestionar qué acciones podemos tomar para evitar propagar la violencia estética no sólo en futuras generaciones, sino también en otros canales de comunicación.

Esther Pineda recomienda “entender que no es un problema individual, sino que es un problema social, multicausal y plurifactorial. Por ello debe ser abordado y atendido desde diferentes ámbitos. No basta el amor propio, debe cambiar la forma en que las personas son vistas y tratadas socialmente por su imagen y su corporalidad, lo cual implica comenzar a erradicar chistes, comentarios y juicios sobre la imagen y los cuerpos de otras personas en el ámbito familiar, en las relaciones de pareja, en la escuela en el trabajo; exigir a los medios de comunicación mayor diversidad corporal, de edad, étnico-racial en sus narrativas y representaciones; incentivar la discusión de estos temas en los espacios en los que hacemos vida y colectivizar la experiencia”.

Tomar conciencia sobre estas acciones que tienen una gran carga social y erradicarlas es tarea de todos. Desde ONG Te Protejo te invitamos a ser más amables con el resto y con nosotros mismos. La manera y ritmo en el que nos deconstruimos sobre estas construcciones sociales no sólo beneficiará la relación con nuestros pares, sino también nos desliga sobre presiones estéticas perjudiciales para nuestra salud física y mental. 

Cambiar  nuestro pensamiento sobre lo que es "estético" y comenzar a reconocer lo diverso que puede ser el ser humano - y que eso está bien - nos permitirá ser más sanos y libres. ¡Seamos parte del cambio!