articulos |Publicado el 01-10-2020

En busca de una moda libre de crueldad animal

Detrás de la fabricación de un abrigo de piel se esconden cifras escandalosas, para hacer un solo abrigo se sacrifican 300 chinchillas, 250 ardillas, 60 visones, 30 mapaches, 20 zorros, nutrias o linces, 15 ocelotes, 8 lobos y 6 leopardos ¡Qué números! ¿no?

La peletería es la industria dedicada a la elaboración de indumentaria, cuero y piel animal. Es una de las formas mas antiguas de producción de abrigos y vestimenta, formando parte de la vida del hombre desde la prehistoria.

La piel de los animales siempre ha tenido un notable valor, incluso en una época se usaba a modo de moneda. La más conocida es la piel del castor, utilizada por los indios norteamericanos para realizar compras mediante trueque. Muchas ciudades de Estados Unidos nacieron y se desarrollaron por el comercio de pieles, incluso exportando grandes cargamentos a Europa. Los animales silvestres que son más comúnmente atrapados para utilizar sus pieles son el zorro gris, zorro rojo, nutria, castor norteamericano, coyote, vison, mapache, ardilla y zarigüeya, entre otros.

Esta práctica supone la muerte y explotación anual de 20 millones de animales salvajes cazados en trampas y de 40 millones de animales criados en granjas. Permanecen aislados o hacinados en estrechas jaulas metálicas, en naves cubiertas o a veces expuestos a la intemperie. Los animales se estresan, el aburrimiento y falta de estímulos los hacen auto-mutilarse. Sufren canibalismo, ya que a pesar de ser domesticados a la fuerza, siguen siendo animales con fuertes tendencias salvajes, que suelen sufrir más en condiciones de encierro, hasta que alcanzan el tamaño suficiente para ser asesinados y utilizados en la industria de la moda.

Actualmente, el 85% de las pieles de la industria peletera proceden de animales criados en granjas y el 60% de éstas se encuentra en el norte de Europa. Uno de los ejemplos más claros es el de España, en éste se crían 400.000 visones cada año, todos nacen en abril y mueren en noviembre, teniendo una vida media de 6 meses, cuando en libertad vivirían 6 años. Hay alrededor de 50 granjas de visones y el 80% de estas están en Galicia, donde se cría la mayoría de estos animales. América del Norte tiene aproximadamente el 10% de granjas y el resto se distribuyen en países como China (cada año se acaba con la vida de 125 millones de conejos y 75 millones de visones y zorros), Holanda, Rusia, Finlandia, Noruega y Canadá.

Algunos datos de cuántas pieles se utilizan en un abrigo son desconocidos por muchas de las personas que los consumen, por lo que la lucha contra esta industria tiene que focalizarse en la concientización de la población, que muchas veces ni siquiera es consciente del sufrimiento que conlleva fabricar la prenda que llevan puesta, siguiendo los estereotipos y tendencias de moda. Esto ayudaría a erradicar el problema de raíz, ya que si el consumidor no lo exige, las marcas no tienen más remedio que optar por otro tipo de recursos.

Jo-Anne McArthur, una reconocida fotógrafa Canadiense dijo que "Hay personas que ni siquiera saben que se sacrifican animales para hacer sus abrigos de pieles". Esta es una realidad muy común, no solamente en la industria de la moda, sino también en la industria cosmética, entre otras.

Marcas importantes como Versace, Chanel, Prada, Armani, Calvin Klein, Hugo Boss, Ralph Lauren, Furla, Burberry, Michael Kors, Gucci, Donna Karan, el diseñador español Adolfo Domínguez o el francés Jean-Paul Gaultier han abandonado en los últimos años el uso de pieles en sus colecciones, sin embargo, hay marcas que enlazan su regreso como tendencia y siguen considerando importante este tipo de mercado.

En la sociedad se genera cada vez más un rechazo generalizado hacia la industria peletera. En los últimos años se experimentó un importante descenso de popularidad de las pieles, ya que el nacimiento y el uso de las pieles sintéticas demostró que no se necesitaba sacrificar a un animal para disponer de su piel. También tuvieron impacto las actividades que promovieron los defensores de los animales, quienes realizaron campañas para que se erradicara este tipo de industria y lograron que ésta perdiera fuerza, incluso ya son varios los países del mundo que han prohibido totalmente la actividad de estas fábricas.

Algunos opositores al uso de pieles también reclaman por el peligro de extinción de algunas especies, lo que también hizo que en la actualidad para transportar pieles entre distintos países se tenga que certificar que no corresponde a una especie que esté protegida o en amenaza de extinción. Esta norma está reflejada en el Tratado de la Convención para la Protección de Especies Amenazadas de 1977, en la cual se establecen los procedimientos para el control y el seguimiento de las especies protegidas tanto en las operaciones de importación como exportación.

Respecto al impacto ambiental hay muchos problemas y riesgos ecológicos inherentes a la cría y matanza de animales a gran escala con fines de consumo. Contrariamente a lo que afirma la industria, las granjas de peletería rara vez son instalaciones familiares de pequeña escala, sino sistemas de cría industrial cada vez más intensivos con un alto consumo de energía.

El avance de la tecnología hizo que cada vez existan más materiales ecológicos, biodegradables y orgánicos. Se han desarrollado prendas utilizando fibras de soja, yute, piña, plátano, vid, coco, naranja, kombucha, maíz, lino, bambú, corcho, corteza de árbol, etc. El uso de esta materia prima es beneficioso, ya que es compostable, térmico, aislante y reduce la huella hídrica y de carbono.

En este sentido hay una marca muy reconocida en el mundo de la moda, Piñatex de Ananas Anam, cuya creadora es la diseñadora Española Carmen Hijosa, que en 2014 lanzó un material natural similar al cuero que se obtiene a partir de la fibra de las hojas del ananá. La primera etapa de esta producción ocurre en Filipinas. Después de recolectar la cosecha de la piña las hojas de la planta que recubren la fruta normalmente se dejan pudrir y se utilizan como abono para la tierra, conservan el resto que podría considerarse basura. Se extraen las fibras a través de un proceso mecánico, después se lavan para quitarles la clorofila, se secan al sol y luego se procesan. Casi todo el desarrollo de manufactura es sin agua y sin ningún producto químico que sea dañino. Las fibras pasan a formar parte de grandes rollos que desde Filipinas se exportan a España donde trabajan con empresas que se encargan de aplicar el recubrimiento y los pigmentos para darle un acabado al material. Para hacer un metro de Piñatex hacen falta 480 hojas de ananá, que equivaldrían a 16 frutas.

¿Estamos dispuestos a pagar un precio tan alto para seguir las tendencias de moda? ¿Podrán las marcas adaptarse a un desarrollo sostenible? La sociedad y las empresas, entonces tienen el desafío de repensar sus formas de producción y consumo en vías de construir un mundo sostenible y amigable donde puedan convivir  todas las especies que en él habitan.

-Fuentes:

https://www.animanaturalis.org/p/animales-para-vestir

https://www.furfreealliance.com/climate-impact/

https://www.lanacion.com.ar/moda-y-belleza/la-disenadora-espanola-creo-cuero-hojas-anana-nid2219640

   

@emiliaafloress