¿De qué se trata la Ley Queenie?
En el estado de Michigan, Estados Unidos, se ha levantado una lucha en contra de la experimentación animal en los laboratorios de la zona, la cual se ha materializado en el proyecto de ley denominado como Ley Queenie (HB 4849).
Esta legislación propone prohibir a un organismo público utilizar perros o gatos en procedimientos que causen dolor o angustia, sentando un precedente para el trato humano y las consideraciones éticas en la investigación científica
Dicho proyecto fue inspirado por la historia de Queenie, una perrita que sufrió de diversos experimentos en la Universidad Estatal de Wayne, lo cual causó la muerte del animal. Sin embargo, este caso no es aislado, pues refleja un problema real dentro de la investigación científica y sobre los crueles procedimientos que muchos animales experimentan.
La realidad en los laboratorios
Lamentablemente, estos hechos han ocurrido durante mucho tiempo. Las preocupaciones comenzaron a aumentar desde 1991, dado a experimentos que se realizaban en perros sobre insuficiencia cardiaca en la Universidad Estatal de Wayne. El Comité de Médicos por una Medicina Responsable señala en más de 10.000 páginas de registros que obtuvo del condado de Wayne los trastornos dolorosos que sufrían y sufren perros por procedimientos quirúrgicos invasivos que se le practican antes de morir o ser asesinados.
Recientemente, los registros publicados también revelan que en dicha universidad se ha comenzado a alimentar a perros con una dieta rica en grasas para “inducir el síndrome metabólico”, hecho que puede poner en riesgo a estos seres a sufrir accidentes cerebrovasculares.
Asimismo, según los antecedentes públicos, históricamente el personal de la entidad estatal abre quirúrgicamente las cavidades torácicas y los costados de los perros sanos, implanta dispositivos dentro y alrededor de las arterias principales, para posteriormente hacer un túnel con cables y alambres debajo de la piel de los animales y hacia afuera a través de incisiones entre sus omóplatos.
Lo invasivo de estos procedimientos puede causar hemorragias internas en estos animales provocando su muerte poco después de las cirugías.
En el caso de los animales que sobreviven a la cirugía inicial mencionada, tiene altas probabilidades de morir durante el experimento, considerando que el dispositivo hace que los corazones de los perros latan dos o tres veces más que el ritmo normal, mientras corren en cintas de correr. Acorde a los registros, los experimentos de Wayne State usan a los perros hasta que sus cuerpos fallan o un dispositivo se rompe o funciona mal. Incluso, algunos de los animales han sido encontrados muertos en sus jaulas.
Pese a que en la actualidad existe la Ley federal de Bienestar Animal que vela por la protección de los animales utilizados para fines científicos, los expertos legales y defensores de animales señalan que ésta no prohíbe experimentos dolorosos. Por ello, otros estados han puesto sus esfuerzos en aumentar la supervisión de los experimentos con animales en un momento de regulación reducida por parte de las agencias federales, lo que hoy resulta en la norma n°4849.
Apoya la Ley Queenie
Considerando los antecedentes, la Ley Queenie prohibiría a los organismos públicos, como la Universidad Estatal de Wayne, a utilizar perros y gatos en procedimientos que les generen dolor, estrés o angustia.
En específico, el documento de la propuesta normativa busca prohibir el uso de perros y gatos con fines experimentales, entendiéndose por esto el uso del animal para realizar investigaciones, pruebas o formación relacionada con el tratamiento de enfermedades y trastornos humanos o animales. Además, prohíbe los procedimientos que causen la muerte, lesiones, miedo o trauma al perro o gato, incluyendo los experimentos que impliquen un procedimiento invasivo, entendiendo por estos aquellos que impliquen conductas, entre otras, penetrar el cuerpo del animal, cortar partes de su cuerpo, realizar cirugía o procedimientos quirúrgicos, implantar un dispositivo médico o administrar un agente o medicamento experimental.
Los centros de investigación y entidades públicas que incumplan con lo mencionado están sujetos a una multa de no menos de $1,000.00 o más de $5,000.00 dólares por cada perro o gato que sea objeto de una infracción y por cada día en que continúa la violación. Esto no excluye la posibilidad de una condena, sentencia o determinación de responsabilidad por una violación de cualquier otra ley del estado que surja de la misma conducta.
Matt Koleszar, representante y patrocinador del proyecto de ley, señala que "las instituciones públicas de Michigan, que realizan investigaciones en nuestro nombre, deberían cumplir con estándares más altos. Este proyecto de ley es una forma humana y científicamente sólida de elevar esos estándares".
En suma, esta ley representa no sólo un llamado a salvar los animales de Michigan, sino también presenta un movimiento de la comunidad y de expertos en la materia a dar un paso adelante y elaborar procedimientos éticos en los que se utilizan animales.
Al apoyar esta ley, se está contribuyendo a un futuro científico consciente y respetuoso con la vida de otros seres, además de fomentar métodos de investigación alternativos al uso animal. Progresar es necesario.
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