Reflexión: Voluntariado ¡A la final no son trabajos gratuitos!
Quiero contarte como diferentes voluntariados me han dado oportunidades económicas que de otra forma no hubiera podido encontrar.
Hace unos días estuve hablando con un amigo de las diferentes oportunidades que se me han presentado en la vida y debatimos acerca de la suerte, nunca había reflexionado si me consideraba una persona que la tiene o no. Después de pensarlo un rato concluí en que no, cualquier oportunidad que he tenido en la vida ha sido producto de una planeación rigurosa de los lugares a donde quiero llegar y las metas generales que tengo en varias áreas y el voluntariado esta dentro de las listas de cada una de estas en diferentes formas.
Creo que todos los seres humanos estamos en capacidad de aportar al mundo en diferentes formas y, de alguna manera, al hacerlo somos recompensados. Sólo hay un truco: cualquier labor voluntaria que hagamos debe que nacer de nuestro genuino interés de ayudar. Es imposible pensarlo como una transacción comercial.
Mi mamá es una mujer muy generosa y de ella aprendí que cuando se comparte con los demás lo que tenemos nuestra vida se hace más amable. En mi caso la forma que he encontrado para aportar al mundo ha sido donando mi tiempo y el conocimiento que tengo. Estas acciones las realizo desde el colegio: me ofrecía a hacer murales, señalética, manualidades, logística de paseos, líder para cualquier evento que involucrara conseguir recursos y todo lo que tuviera que ver con creatividad. Esto hacía que los profesores me tuvieran súper presente en su mente y, como yo odio la academia tradicional, esto me beneficiaba con la forma como me evaluaban en cosas subjetivas.
Al terminar la universidad, pasábamos por un momento económico difícil en mi familia y yo en lugar de enfocarme en conseguir un empleo que generara ingresos inmediatos preferí ajustar mi presupuesto, gastar lo menos posible y trabajar como voluntaria en la gobernación de Cundinamarca como asesora de diseño para los artesanos del depto, el cual era liderado por una mujer que me parecía espectacular y elegí como mentora. Un trabajo demasiado soñado para un diseñador industrial que acaba de graduarse: tenía todo lo que quería, menos salario.
Me apoyé en mi familia económicamente y tenía la misma motivación de alguien que ganara millones, hacía este trabajo con toda la pasión del mundo, aprendí de cada artesano que pasó por mi camino y creo que pude tocar su vida con mi pasión por el diseño en alguna parte por más pequeña que fuera. Alguien notó todo ese compromiso y me contrataron directamente como la diseñadora principal de una fábrica de cerámica. Wow yo no me la creía, tenía 22 años y ya podía dibujar algo y volverlo realidad en la fábrica y la gente podía comprarlo (sólo los diseñadores de producto podemos entender lo grande que es esto para alguien tan joven y con tan poca experiencia).
He seguido haciendo cosas de este estilo aún teniendo mi empresa, me encanta poder donar mi tiempo a causas que se alineen a mi propósito de vida, me siento muy feliz al hacerlo y eso le da a mi vida mucho propósito. He sido consultora de mujeres emprendedoras en desarrollo de producto, mentora en aceleradoras, blogger de esta hermosa ONG donde está este post, activista por los animales y el medio ambiente, curadora para proyectos de diseño y hace poco jurado en el premio de diseño lápiz de acero. Todas estas cosas sin recibir remuneración alguna y gastando mis recursos propios y aunque ninguna de estas las he hecho esperando remuneración económica, el universo me ha devuelto multiplicado.
Siempre he estado atenta a generar vínculos con las personas involucradas en los voluntariados y que ellos siempre se queden con el recuerdo de mi paso por los procesos como líder activa, siendo esto último clave. Por ejemplo, si a alguno de ellos le preguntan por un diseñador para incluir en un proyecto de esos que sólo se dan a veces y que uno pagaría para estar; un libro, un viaje, un diseño de producto soñado o cualquier cosa relacionada con mi profesión o mi marca personal… Lo más posible es que piensen en mí, y así he estado en proyectos que ni yo me la creo. En definitiva, todo este quehacer no lo puedo tildar de suerte, lo veo como trabajo, con mucha pasión por lo que hago. Estos al final se podrían convertir en el futuro en trabajos remunerados económicamente a largo plazo... El voluntariado le otorga de forma inmediata a mi vida motivación y propósito, dos cosas que a veces son tan difíciles de encontrar.
Por último, la sana ambición no compite con la generosidad, pueden ser dos cosas que se pueden tener en paralelo en la vida y a la final hacer tu viaje por este mundo más fácil para ti y los demás.
Saludos desde Colombia 🇨🇴
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