En la industria cosmética, el marketing juega un papel muy importante. Nos hace creer que necesitamos mil productos para tener una piel sana o que un nuevo producto va a hacer una diferencia enorme en la piel. Sin embargo, cada vez los consumidores están más informados y buscan comprar de manera más consciente, pero no siempre es fácil saber qué comprar.

En primer lugar, es importante consultar un dermatólogo como mínimo una vez al año. Nuestra piel puede tener una condición que desconocemos y podemos empeorarla comprando productos que no son adecuados para ella. Por esta razón, antes de introducir un nuevo producto a tu rutina, consulta siempre con un experto.

En segundo lugar, ten en cuenta que las 3 etapas esenciales en la rutina son: limpieza, hidratación y protección. Los exfoliantes, tónicos y serums son opcionales en la mayoría de los casos. Organiza tu presupuesto de tal manera que inviertas en los 3 esenciales y si después quieres darte un gusto lo hagas con el restante.

En tercer lugar, la industria cosmética no solo nos bombardea con productos, sino también con herramientas como los jade-rollers, gua sha, máscaras con luz LED. En mi opinión, ninguna de estas herramientas es necesaria. Puedes sentir un efecto relajante o flash, pero no va a hacer nada a largo plazo.

En conclusión, recuerda que no todo lo que sale en publicidad lo necesitas. ¡Invierte en lo necesario siempre de la mano de expertos!