Columna de opinión: El ecologismo desde una perspectiva de los Derechos Animales
El rumbo que está tomando nuestro planeta en términos medioambientales no solo afecta a los seres humanos, sino también a los animales no humanos quienes son los que se ven más afectados por las acciones desmedidas y poco sustentables de la vida moderna e industrializada del ser humano. Siempre se han llevado la peor parte desde que el ser humano comenzó a asentarse, donde la destrucción de sus hábitats es el segundo daño más grande que les ocasionamos, después de la explotación y esto no debe tomarse de ninguna manera como un daño colateral.
El ser humano de manera habitual defiende el ecologismo desde un enfoque antropocéntrico, hay una preocupación por lo que pasa con el medio ambiente porque este afecta directamente al ser humano. Incluso activistas por los animales vinculan de una manera especista y antropocéntrica el ecologismo con la cuestión de los Derechos Animales.
Escuchamos frecuentemente cómo se intenta difundir el veganismo desde un enfoque medioambiental, haciendo énfasis en que una alimentación basada en plantas contamina menos y hace un menor uso de la tierra. Todo esto centrado en las preocupaciones e intereses del ser humano, dando la idea errada de que el veganismo es una forma de alimentación pasando por alto la cuestión de la consideración moral de los animales no humanos. Un ejemplo de esto es el documental Cowspiracy que si bien ha despertado conciencia ambiental en muchas personas, está lejos de ser uno que difunda veganismo y aún así está dentro del top de documentales recomendados por activistas veganos para que la gente se haga vegana.
Por otro lado, están algunos activistas que intentan desvincular por completo la cuestión ambiental del veganismo, apelando a que el veganismo solo hace referencia al rechazo a la explotación de animales no humanos y que el medio ambiente es harina de otro costal. Si bien esto puede ser cierto, considero que es una salida para evitar la responsabilidad que tenemos como seres humanos de que aquellos animales que queremos liberar de la opresión del ser humano tengan un lugar digno donde vivir.
A mi manera de ver, no hemos sabido relacionar de forma correcta la protección del planeta con el veganismo. Los biólogos y ecologistas, en su mayoría, ignoran por completo el valor inherente de los animales no humanos, ya que no los ven como individuos con intereses que deben ser respetados sino como una simple parte de una especie que tiene un valor ecológico instrumental según sea el caso. Prueba de ello es el caso de los caimanes aguja en la bahía de Cispatá en Colombia donde el Ministerio de Ambiente de Colombia, luego de que la población de caimanes se hubiera recuperado gracias a la prohibición de su caza y comercio después de haber estado en peligro de extinción, volvió a permitir su comercialización. O el caso de los hipopótamos de la hacienda Nápoles que ante la problemática del crecimiento acelerado de su población se tiene como una de las soluciones posibles la cacería de control, pero esta falta de consideración moral hacia los animales dentro del movimiento ecologista no es un problema del ecologismo en sí, sino del especismo del ser humano.
El veganismo y el ecologismo tienen mucho que ver si lo vemos desde un enfoque moral, si lo vemos desde una perspectiva de los Derechos Animales. Lo que quiero decir con esto es que todo vegano y todo activista por los Derechos Animales debería ser ecologista si quiere ser coherente, así como todo aquel que dice importarle los animales debería ser vegano, además deberíamos apostar por la transformación del ecologismo antropocéntrico a un ecologismo que considere moralmente a todos los seres sintientes.
Hay un temor latente en que respetar a los animales, en todo el sentido de la palabra, se convierta en algo imposible de alcanzar. Pensarán algunos que ya es suficiente con excluir todo lo que implique explotación animal y que meterle ahora el tema del medio ambiente es complicar más la cuestión de los Derechos Animales y que estas "acciones de más" podrían ser determinantes a la hora de que una persona decida dar el paso hacia el veganismo, pues el ser humano tiende a negarse a todo aquello que implique demasiado esfuerzo, pero desvincular el veganismo de la protección del medio ambiente por esta razón es el mismo argumento que usan algunas personas para defender el vegetarianismo como movimiento a favor de los animales. La falacia del "es mejor algo que nada" para no hacer todo lo que se debe hacer y soy bastante crítica con aceptar y ser flexible con los puntos medios cuando a respetar seres sintientes se refiere.
Está claro que la perfección y la total coherencia en el veganismo es imposible mientras vivamos en un mundo donde el especismo sea la creencia dominante en todas las esferas —cultural, científica, política, religiosa, social, etc.— del ser humano, debido a que hay varias cosas que se salen del alcance de nuestras manos, pero una cosa es ser conscientes de esto mientras hacemos todo lo que podemos hacer para ser coherentes y otra cosa es valernos de esto para no hacer lo suficiente y quedarnos en la mitad del camino en lo que a respetar a los animales se refiere.
Si de verdad nos importan los animales y los respetamos, es imperativo velar para que todos sus intereses sean protegidos con derechos—y acá estoy hablando de todos los animales; no solo los salvajes, no solo los domésticos, no solo los que son usados en experimentos cosméticos, sino de todas las especies de animales no humanos que existen en el planeta—. Los Derechos Animales no solo hacen referencia a liberar a los animales de la opresión, los animales también tienen el interés de vivir en un espacio sano que pueda proveerles el alimento suficiente, donde puedan disfrutar su vida y donde puedan reproducirse.
Si es una obligación moral respetar a los animales por ser seres sintientes con sus propios intereses, es también nuestra responsabilidad como agentes morales hacer todo lo que esté en nuestras manos para garantizarles el derecho a vivir dignamente, por lo tanto, proteger el planeta y todo lo que esto conlleva en nuestra vida diaria se convierte en una acción moral obligatoria puesto que éste es el lugar que alberga a todos los animales y es el único lugar donde ellos podrán desenvolverse como individuos libres.
Los veganos y todos los activistas por los animales debemos entender de una vez por todas que de nada nos sirve liberar a los animales si no tenemos un planeta que ofrecerles.
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