articulos |Publicado el 12-06-2024

Los efectos de la crisis climática en América Latina y cómo afectan a la fauna local

A nivel mundial, el cambio climático ha generado estragos de menor a mayor nivel, lo que ha ido perjudicando nuestro entorno natural, así como la vida humana y animal. Lamentablemente, este fenómeno se ha provocado por el estilo de vida y diversas actividades realizadas por la humanidad como el uso excesivo de máquinas contaminantes, la explotación del medio ambiente, la constante adquisición de ropa fast fashion o la alimentación de productos lácteos y cárnicos, entre otros factores.

Este último es considerado como una de las huellas más destructivas para el planeta. Acorde un estudio realizado por ONU Medioambiente, la industria ganadera es catalogada como una de las principales fuentes que emiten gases de efecto invernadero, en donde el metano representa aproximadamente un 20 % de las emisiones de gases de efecto invernadero mundiales y atrapa 25 veces más calor en la atmósfera que el dióxido de carbono, lo cual afecta potentemente al calentamiento global. Según un artículo que recopiló diversos estudios al respecto, se estima que producir 100 gramos de carne de vaca emite más de 20 veces los niveles de gases de efecto invernadero en comparación con 100 gramos de hamburguesa a base de proteína vegetal.

Asimismo, debido a la cría intensiva de los animales, se calcula que al menos un 77% de lo producido por tierras agrícolas es destinado para alimentar y criar animales de la industria ganadera. De hecho, la ganadería intensiva es la principal culpable de la deforestación del Amazonas y representa el 80% de la deforestación actual y desde el año 2020 hasta la fecha, la región ha experimentado un aumento del 8% de bovinos. Como si no fuera poco, estos cultivos utilizan altos niveles de pesticidas y fertilizantes químicos que se filtran al suelo y a los cursos de agua, lo que amenaza la vida silvestre cercana a las plantaciones.

Otro tema que surge a partir del cambio climático es el uso del agua, la FAO (Organización de la ONU para la Alimentación y Agricultura) ha indicado que se requieren 15.000 litros de agua para producir un kilo de carne, versus 1.500 litros de agua que se necesitan para generar un kilo de granos, usando así la agricultura el 70% de los recursos hídricos disponibles en el mundo.

De acuerdo a los datos antes mencionados, podemos evidenciar que esta cadena de suministro es la que además de emitir gases contaminantes, también deforesta y empobrece los suelos de la Tierra. Por ello, pese a que se ha indicado por expertos que es necesario cambiar los sistemas alimentarios y su gestión para contrarrestar el cambio climático, la realidad es otra. Las acciones de las grandes industrias más contaminantes siguen destruyendo nuestro ecosistema y las consecuencias son devastadora para todo el mundo.

El cambio climático y sus efectos en la región

Las catástrofes generadas por el calentamiento global no dejan ajeno a nadie y nuestra región latinoamericana es evidencia de ello. Desde fines de abril, el estado brasileño Río Grande Do Sul ha enfrentado una de las peores inundaciones registradas en la zona.

Este fenómeno se dio dado las incesantes lluvias que provocaron que el lago Guaíba, ubicado en Porto Alegre, superara los muros de contención y se desbordara por toda el área, dejando al estado completo bajo el agua. Como resultado de este terrible hecho, más de 2 millones de personas se vieron afectadas, de las cuales, según el recuento de la Defensa Civil de Rio Grande do Sul del domingo 26 de mayo, 169 personas fallecieron por causa de las inundaciones. Además, acorde el reporte, se registran 56 personas aún desaparecidas y otras 806 personas heridas.

En relación a los animales, el escenario no es el mejor. Si bien el mismo informe señala que 12.503 seres han sido rescatados, el deceso de los animales explotados dentro de la industria alimentaria sigue siendo alto y, peor aún, son reducidos en algunos casos como pérdida económica. La categorización detrás de ello se debe a que Río Grande do Sul es un importante productor de pollo, carne porcina y leche, por lo que el animal es despojado de su calidad de ser sintiente a ser considerado únicamente como materia para un fin económico.

Otro hecho que refleja las crueles consecuencias de la crisis climática son las fuertes olas de calor presentes en México, en donde algunas zonas del país se han registrado extremas superiores a 45ª C, como en Tabasco y otros estados del país. Dadas las altas temperaturas, la vida de animales como peces, vacas y de monos aulladores han sido directamente afectadas. Estos últimos se encuentran catalogados en peligro de extinción, lo que ha levantado banderas rojas a la emergencia climática del país.  

Desde comienzos de mayo, se pudo observar cómo los monos caían de los árboles por deshidratación, lo que en la mayoría de los casos se sospecha que ha sido la razón principal de los fallecimientos. En un principio, se registraba el deceso de 83 monos aulladores en Tabasco y Chiapas, sin embargo, un reporte con corte al 22 de mayo anunciado por La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) confirmó la muerte de 157 primates: 125 en Tabasco en los municipios de Cunduacán, Comalcalco, Jalapa, Cárdenas y Centro. Y 32 en Chiapas, en los municipios de Juárez y Pichucalco.

Los alarmantes hechos han impulsado que las autoridades tomen medidas para resguardar el bienestar de estas criaturas. En el municipio de Comalcalco se resguardaron nueve ejemplares de mono saraguato en la unidad móvil establecida para el auxilio de esta especie, además, se instalaron bebederos de agua para la vida silvestre.

Si bien la preocupación por la protección de estos y otros animales es mayor en la actualidad, el avance del calentamiento global no espera. Existen altas probabilidades de que a medida que pasen los años las consecuencias de este fenómeno sean más intensas y catastróficas, por lo que los planes de control requerirán más trabajo para cumplir con los estándares necesarios ante las emergencias.

Es esta crisis medioambiental que también ha provocado directamente un nuevo y triste récord: la pérdida de los glaciares en Venezuela, este suceso lo ha convertido en el primer país de América en perder todos sus glaciares.

A principio de mayo, según la Iniciativa Internacional sobre el Clima Criosférico (ICCI) -organización que monitorea zonas heladas y nevadas del planeta-, aseguró que el último glaciar conocido como La Corona o Humboldt, ubicado en el Parque Nacional de Sierra Nevada, se convirtió en una masa de hielo tan pequeña que ya no puede ser considerado como glaciar.

Se estima que el hielo en Humboldt comenzó a tener un retroceso desde los 70, pero su derretimiento se aceleró abruptamente desde el 2016. Luis Daniel Llambi, investigador de la Universidad de los Andes (Mérida, Venezuela) quien lleva años estudiando el glaciar Humboldt, efectuó junto a su equipo varias expediciones en la Sierra Nevada de Mérida en 2019 y dieron cuenta que en ese entonces dicho glaciar media alrededor de cuatro hectáreas. Sin embargo, Llambi señala que durante su última visita al lugar en diciembre de 2023 quedaban menos de dos hectáreas. “Eso quiere decir que entre 2019 y 2023, el glaciar perdió el 50% de su superficie", comentó Llambi al medio BBC Mundo.

Los científicos que predijeron la desaparición del Humboldt también evalúan que el aumento de las temperaturas dejará a México, Colombia y Ecuador sin glaciares para 2050. La pérdida de estas masas de hielo presenta un riesgo para la humanidad, no sólo por la pérdida de reservas de agua dulce, sino que son claves para el control general del clima del planeta.

“La desaparición del último glaciar de Venezuela debe ser considerada como un llamado de atención sobre el cambio climático”, advirtió la física Alejandra Melfo, profesora de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Los Andes (ULA).

En suma, nos encontramos en una crisis global que continuará afectando nuestra cultura ambiental y la vida que existe en ella. Es necesario comenzar a tomar acciones para evitar mayores repercusiones de este fenómeno y así permitir que el futuro sea propicio para la vida animal y para las generaciones que están por venir. El calentamiento es un hecho, no algo ficticio.

Comencemos a tomar conciencia sobre esta realidad y accionemos a favor del cuidado de nuestro planeta. Con este fin, podemos iniciar una alimentación basada en plantas, reutilizar y reciclar los desechos, incluso darle segunda vida a la ropa; preferir transportes menos contaminantes, como la bicicleta, comprar los productos justos y necesario, así como optar por una alimentación basada en plantas, y la compra de productos veganos y certificados como cruelty free (conoce nuestro listado aquí).

 ¡Cada acción importa!