¿A qué se debe el incesante uso de primates en la industria farmacéutica?
En el mundo de la investigación biomédica, los animales son un recurso habitual para experimentar y probar la seguridad de los químicos que se van creando dentro de la industria para el uso humano. Primates, perros, gatos, conejos y roedores, son algunos de los animales que se ven sometidos a procedimientos totalmente crueles, donde se le aplican productos químicos y otros dispositivos médicos para ser observados, analizados, sacrificados y, en algunos casos, diseccionados.
Dentro de estos animales, el “estándar de oro” son los macacos de cola larga, que es de las especies más preciadas para la investigación biomédica dado a su relativa similitud genética con los humanos.
En marzo de este año, la plataforma online Fast Company publicó un artículo que expone los diversos factores que influyen en el continuo uso de primates no humanos, o NHP (por sus siglas en inglés), en la investigación biomédica y que no parece terminar en un futuro cercano, a pesar de los avances tecnológicos y métodos alternativos que existen en la actualidad.
El uso desmedido de los macacos de cola larga ha causado estragos en la existencia de esta especie. En 2022, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) clasificó al macaco de cola larga como en peligro de extinción, señalando a que dado a la pérdida de hábitat y la caza furtiva -incluso para investigación médica-, la población mundial del animal podría disminuir a más de la mitad en 30 o 40 años más.
En este contexto, la UICN ha hecho el llamado al Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos a considerar agregar a este animal a la lista de especies en peligro de extinción. En respuesta, la Asociación Nacional para la Investigación Biomédica, un grupo comercial que representa a empresas farmacéuticas y de biotecnología, universidades y otras partes interesadas, presentó una impugnación a la clasificación de la UICN. Las razones de esta contraofensiva eran debido a que si se cumple lo indicado por la UICN, se pondría fin por completo a la experimentación nacional con macacos de cola larga.
Sumado a esto, en diciembre de 2022, el presidente Joe Biden promulgó la Ley de Modernización 2.0 de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA, siglas en inglés). Esta ley ordena a este organismo que permita a las empresas demostrar la seguridad y eficacia de nuevos medicamentos sin tener que experimentar con animales, utilizando modelos de Inteligencia Artificial (IA), órganos en chip y otros métodos de alta tecnología.
En definitiva, el anuncio de la UICN, las nuevas normas de la FDA y la aparición de métodos alternativos han puesto en jaque a algunos investigadores de la industria farmacéutica que han llegado a depender de las pruebas con primates, un método que se remonta a un siglo atrás.
Métodos alternativos en la investigación biomédica
Gracias a los avances tecnológicos, optar por una metodología libre del uso animal dentro de esta industria es totalmente posible.
Esto lo podemos ver con el “órgano en chip” que permite a los investigadores modelar lo que sucede en las células humanas. Para replicar las funciones de un órgano, los investigadores recolectaron células para colocarlas en el chip para, posteriormente, insertarlo en el módulo de cultivo Zoë-CM2, patentado por la empresa, el cual es más pequeño que una típica impresora de escritorio. Así las células pueden exponerse a diversas sustancias en condiciones controladas con precisión.
Donald Ingber, inventor del chip, junto a sus colegas presentaron el primer chip de órgano en un artículo presentado a la revista Science en 2009. Para ello, utilizaron un chip de pulmón en el que idearon un experimento que demostraba cómo la tensión biomecánica producida por la respiración afectaba la forma en que el pulmón procesa las nanopartículas.
En 2013, Ingber cofundó la empresa de biotecnología Emulate junto a su colega, y experto en la materia, Josiah Sliz, para comercializar la tecnología de chips de órganos y demostrar que no es necesario usar animales. Actualmente, además de células pulmonares, la empresa también simula funciones de células de intestino, de médula ósea, de riñones e hígado, y de la barrera hematoencefálica. Su impacto ha permitido que nuevas empresas hayan creado y comercializado sus propios sistemas de chips de órganos.
Otro método prometedor es la nueva tecnología que utiliza la IA en vez de animales para investigación. Thomas Hartung es pionero en el uso de la Inteligencia Artificial y el aprendizaje automático para la investigación médica, y actualmente dirige el Centro de Alternativas a la Experimentación con Animales. Este método se impulsó en 2018, cuando Hartung y sus colegas alquilaron un servidor de Amazon Cloud durante dos días y dirigieron un programa de inteligencia artificial para catalogar 600.000 agentes químicos en función de una variedad de propiedades.
En conversaciones con Fast Company, Hartung explica que "simplemente creamos un mapa muy grande del universo químico, donde las sustancias químicas que son muy similares están cerca unas de otras y las que comparten menos estructuras están lejos unas de otras". Fue así como sus resultados superaron a los modelos animales, demostrando una tasa de éxito del 87% en comparación con el 81% de las pruebas con animales.
Gracias a los avances exponenciales en la tecnología de IA el mapa está cada vez más grande, a lo que Hartung indica “somos muy optimistas de que pronto podremos desarrollar algo que supere significativamente las pruebas con animales”.
Ambos métodos descritos son completamente innovadores, menos costosos e igual o más efectivos que los experimentos con animales. Sin embargo, ¿por qué la industria farmacéutica insiste en utilizar animales en su trabajo?
Está comprobado que los experimentos con animales no son la mejor opción. Ingber comenta que en las reuniones que ha tenido con la FDA y empresas farmacéuticas, todos están de acuerdo en que los modelos animales no son óptimos. “En promedio el 70% de las veces se equivocan. Y en algunas áreas, el 95% de las veces se equivocan (...) Hay muchos medicamentos que probablemente eran seguros y buenos, y fueron eliminados porque tenían toxicidad (en los animales)", dice Ingber.
Pese a ello, muchas de las fuentes a las que accedió la plataforma para el artículo coincidieron en que la agencia -FDA- muestra un sesgo cultural hacia los estudios con animales.
Lo que también influye en estos aspectos son las exigencias que la FDA solicita a las compañías farmacéuticas para que sus medicamentos puedan obtener la aprobación regulatoria, lo que lleva un promedio de 12 años de tramitación y un costo alrededor de 2.600 millones de dólares. Las patentes de estos medicamentos tienen una duración de 20 años y se emiten durante la etapa de desarrollo de los fármacos, por lo que estas empresas deben llegar al mercado rápidamente para recuperar su I+D. En el caso de que una entidad farmacéutica opte por probar uno de los métodos alternativos de alta tecnología y la FDA le solicite igualmente un estudio con animales, el retraso podría durar medio año lo que equivale aproximadamente a 300 millones de dólares, según señala Hartung. Este es un riesgo que las farmacéuticas no están dispuestas a tomar.
Asimismo, Justin Goodman, vicepresidente senior de promoción y políticas públicas del White Coat Waste Project, un grupo de defensa que se opone a las pruebas con animales, también acusa a los Instituto Nacionales de Salud de favorecer estudios con animales costosos e innecesarios cuando otorga subvenciones. El cambio de paradigma es necesario y es algo que aún se puede lograr.
A principios de febrero, el representante Earl LeRoy “Buddy” Carter (R-Ga.) y un grupo bipartidista de diez copatrocinadores presentaron la HR 7248, la Ley de Modernización 3.0 de la FDA, que busca que la agencia de otro paso a un futuro que no requiera de crueldad animal
Este proyecto de ley ordena al secretario de la FDA que establezca un proceso según el cual los nuevos métodos de prueba de medicamentos “destinados a reemplazar o reducir las pruebas con animales” puedan solicitar directamente la validación del gobierno. En otras palabras, obligaría a la FDA a aceptar la eficacia de varios métodos sin animales o rechazarlos definitivamente y explicar sus motivos.
Carter comenta al medio que actualmente está esperando una audiencia ante el Comité de Energía y Comerció, y "con suerte, eliminar por completo las pruebas con animales".
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A pesar de que exista resistencia por parte de diversas entidades respecto al testeo en animales, la comunidad también cumple un rol importante en detener estas prácticas dañinas para otros seres sintientes. Por ello, te invitamos a llevar una vida más ética y consciente prefiriendo productos que estén certificados como libres de crueldad animal.
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