articulos |Publicado el 06-01-2025

El lado B de los derechos humanos en grandes simios

Conceder derechos humanos a los grandes simios es una disputa ha sido abierta en el medio The Conversation Global (TCG), un hecho que sería considerado como un arma de doble filo según la entidad, pues representaría que sólo los animales similares al humano pueden ser libres de dolor. ¿Es esto posible? Aquí te contamos.

Los grandes simios son el subconjunto de primates no humanos que incluyen orangutanes, gorilas, bonobos y chimpancés. Hace más de 16 años, España intentó por primera vez otorgar personalidad a los grandes simios. La resolución entre partidos fue discutida, pero nunca se convirtió en ley.

En septiembre de 2024, las autoridades del mismo país anunciaron planes para prohibir experimentos dañinos con grandes simios como parte de una iniciativa más amplia para otorgarles derechos más cercanos a los que disfrutan los humanos. Estos planes son considerado progresistas en comparación con los de la mayor parte del resto del mundo, pero la medida es de doble filo. Otorgar derechos humanos a los grandes simios debido a su similitud con nosotros crea un nuevo criterio: otros animales sólo pueden estar libres de dolor y sufrimiento si los investigadores pueden demostrar que son parecidos a los humanos, según lo estipulado por TCG.

Actualmente, la experimentación “innecesaria” con grandes simios está prohibida en 29 países, incluidos el Reino Unido, la UE y Nueva Zelanda. Esto incluye la vivisección (cirugía en un cuerpo vivo) o la tortura, dependiendo de su actitud hacia los derechos morales de los grandes simios).

El problema es que “necesario” se define de diferentes maneras. Por lo general, se centra en situaciones de crisis como pandemias y epidemias, y en investigaciones relacionadas con el cerebro (principalmente investigaciones sobre el Alzheimer y los traumatismos cerebrales), donde muchos científicos argumentan que la similitud del cerebro del gran simio con el de los humanos lo convierte en el único modelo equivalente. En 1999, Nueva Zelanda propuso conceder derechos humanos a los grandes simios, pero no llegó a hacerlo y, en cambio, prohibió toda experimentación invasiva con grandes simios.

Le siguieron las Islas Baleares en 2008, y Austria es el único país del mundo que ha prohibido toda cirugía viva en primates no humanos, grandes y menores (también conocidos como gibones, que incluyen a los titíes y a los babuinos). Por otra parte, el Proyecto Gran Simio, fundado por los filósofos morales Peter Singer y Paola Cavalieri, hace campaña por el fin de la experimentación con los grandes simios. En su página de inicio hay recordatorios de chimpancés que todavía están encarcelados en laboratorios, muchos de los cuales han pasado toda su vida sometidos a procedimientos experimentales, como el Alamogordo 26 en Nuevo México. Estos 26 chimpancés todavía se encuentran retenidos en un laboratorio, a pesar de que no se han utilizado en investigaciones médicas durante más de dos décadas.

Las pruebas en grandes simios son legales en muchos países si se consideran necesarias. Los derechos humanos de los grandes simios plantean una serie de cuestiones, especialmente la forma en que los humanos entienden el mundo natural en una estructura jerárquica. Según TCG (y lo que podemos observar en la sociedad), los seres humanos se han posicionado en la cúspide de esta estructura y controlan los otros niveles de la jerarquía. Esto es lo que se conoce como especismo. ¿Quién decide qué es ético para otras especies? Los humanos somos una especie, pero es nuestra percepción la que legisla el destino de todos los animales no humanos.

Muchos activistas por los derechos de los animales se refieren a la cita del filósofo inglés del siglo XVIII Jeremy Bentham: “La pregunta no es: '¿pueden razonar? ni tampoco pueden hablar? Pero, ¿pueden sufrir?’”. Pero ésta no es la principal paradoja cuando se trata de la experimentación animal moderna. Alarmantemente, existe la creencia de que cuanto más similar a los humanos es un animal no humano, más útil será para la investigación que afecta a los humanos. Esto también significaría que su dolor y sufrimiento son más similares. Los grandes simios son lo suficientemente buenos como para actuar como modelos de la fisiología humana, pero no parecen serlo lo suficientemente buenos como para ser considerados seres sensibles y sufrientes. Esto es igualmente aplicable a animales con apariencia menos humana. Por ejemplo, los laboratorios patentan cepas de ratones con ADN que refleja cánceres humanos.

Esto también los hace más propensos a sufrir como si fueran humanos. Entonces, ¿aceptamos que los ratones son tan similares que pueden modelarnos en experimentos, pero no tan similares como para que su dolor importe?

Asimismo, los grandes simios reflejan en sus rostros y sus acciones una provocación de empatía, pero no siempre hacia los simios menores. Según lo expuesto por TCG, en febrero de 2024, la organización benéfica Animal Aid publicó los resultados de una solicitud de libertad de información sobre los experimentos realizados en la Universidad de Cambridge con simios menores. En 2022, se realizaron 68 experimentos en la entidad con primates, por ejemplo perforando agujeros en el cráneo de titíes e inyectando una sustancia en sus cerebros. El Reino Unido también alberga un gran centro de cría de beagles, en Cambridgeshire, donde los perros pueden ser alimentados a la fuerza con productos químicos tóxicos para estudiar los efectos.

Esta raza de canes se utiliza a menudo para la experimentación con animales debido a su naturaleza sumisa. El simio menor no es el gran simio con rostro humano, pero muchas de sus acciones y respuestas son similares a las humanas. Por ejemplo, las hembras de gibón bailan para atraer pareja. La idea de criar a un beagle, una potencial mascota familiar, para experimentar, resalta el especismo inherente a cómo decidimos por qué o por quién indignarnos. Porque no nos equivoquemos, cada animal es un quién, no un qué.

Puede parecer escandaloso hacer tal afirmación. ¿Cómo puede un ratón ser un quién? Los ratones son la especie más común utilizada en experimentos y se crían con enfermedades y deformidades genéticas especialmente para este propósito. ¿No es el chillido del ratón o el chillido del mono su propia forma de expresión?

Se han diseñado algunos experimentos con roedores para “recapitular la condición de dolor humano”. Conforme a lo indicado por el medio, el problema proviene de la percepción humana del mundo natural y de las diferentes especies como si existieran sólo en relación con nosotros mismos. Los activistas animales suelen decir que "si los mataderos tuvieran paredes de cristal, el mundo sería vegano". ¿Cómo nos sentiríamos si los laboratorios de vivisección tuvieran paredes de cristal? Algunos científicos argumentan que las pruebas con animales dañan a los humanos debido a que los resultados no son confiables. Con alternativas disponibles, desde el modelado de células madre hasta el uso de IA en experimentos y ensayos, así como organizaciones benéficas y centros de investigación centrados en estudios sin animales, tal vez la responsabilidad debería recaer en los humanos.

Deberíamos preguntarnos, si los humanos son tan expertos y progresistas tecnológicamente, ¿por qué nuestros métodos científicos son tan arcaicos, poco confiables y poco éticos?

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Nota traducida por Gabriela Aviña.