Columna de Opinión: Belleza y medios de comunicación
Como maquilladora me ha tocado trabajar con diversas agencias y modelos. Sin embargo, aunque el ambiente es bastante entretenido, es difícil como mujer no enfocarse en la modelo misma que está protagonizando la sesión de fotos. Productoras, fotógrafos, asistentes y personal de catering comparten opiniones de diversa índole, desde “la yegua desgraciá”, hasta “quién fuera como ella para ser así de regia”. Esos comentarios abundan y aunque una cree que es solo personal, no lo es. Porque en un grupo de veinte, al menos diecinueve piensan lo mismo. Cuando las mujeres acuden a una agencia de modelos muchas no terminan entrando y se preguntan “¿por qué?”, “¿acaso no soy suficientemente linda, no soy flaca?” Sí lo son, pero lamentablemente la selección va mucho más allá de ser bonita, tener personalidad o ser flaca, es peor. A las modelos las eligen por genética. Es terrible y muy discriminador. Se sorprenderán si les cuento cómo funciona: De contextura todas las modelos deben medir una cierta estatura (ojalá sobre el metro setenta), entre sus costillas y caderas debe haber una separación de casi treinta centímetros, y las mismas caderas deben ser angostas, lo que conlleva a que las piernas sean largas y delgadas, por lo tanto los muslos jamás se tocarán entre ellos. Además de eso, se fijan en la complexión facial. Caras redondas no funcionan, deben ser de cráneo alargado hacia atrás y mandíbula angulosa o cuadrada, de forma que la piel se estire naturalmente para no generar bolsas en las ojeras, líneas nasolabiales y cachetes o mejillas flácidas. Por lo mismo este tipo de contextura logra que la barbilla tenga una gran distancia con el cuello y se destaque el hueso de la mandíbula, impidiendo el crecimiento de una papada, lo que finalmente genera que los labios tengan forma de patito sin tener que estirar los labios. Las mujeres que buscan verse así acuden a cirugías deformando su rostro y quedando con la piel demasiado estirada y la boca sin forma. Todo, porque nadie les ha explicado que las modelos son así por genética. Todos tenemos una genética particular, y sin importar lo que hagamos no podremos tener el cuerpo del otro, porque es genéticamente imposible conseguirlo. Pero eso nadie lo asume, ni lo sabe, ni te lo dicen. Pero, ¿por qué sería necesario de explicar?, ¿no es peor que la gente crea que "no tiene arreglo"? La respuesta va de la mano con los medios de comunicación. Estas chicas estupendas que parecen Barbies en realidad no son fenómenos ni perfectas, son naturales, tal y como cada una de nosotras dentro de nuestra propia genética. Que los medios las exploten como imagen de “mujer perfecta” es lo que hace que todas creamos que no lo somos. Nosotros NO necesitamos arreglo, tampoco deberíamos creer que lo necesitamos, ni nos deberían hacer creer que lo necesitamos. Hay que comenzar a asumir que estamos bien así tal cual. Hay que asumir nuestra genética. Ahora último ha salido el boom de las modelos XL. Algunos están de acuerdo y otros no. Hay grupos de personas que dicen que no es bueno mostrar como saludable un cuerpo que tenga algo de obesidad, así como tampoco es sano mostrar un cuerpo muy delgado. Sin embargo también han aparecido las críticas sobre que aquellas modelos XL han sido elegidas por sus facciones faciales, cuya estructura es igual a las mencionadas más arriba. Eligen mujeres de mandíbula cuadrada y mejillas chupadas en lugar de elegir a una mujer con el rostro grande y regordete, hasta con papada, producto de su exceso de peso. La gente está despertando y está exigiendo ver en los medios de comunicación (revistas, publicidad, televisión), a personas del mundo. Dejemos de lado el concepto de “mujer perfecta” o “mujer normal” porque todos somos normales y perfectos, hasta las modelos. Que ellas hayan nacido así no las hace anormales ni extraterrestres. Son normales dentro de su estructura genética, tal y como cada uno de nosotros. El 70% de la población mundial está compuesta por personas que no parecen modelos. Personas bajas, gordas, chicas, de piernas cortas, brazos largos, caras redondas, narices gruesas, tabiques grandes, labios delgados y talle corto. Somos la mayoría, sí. Pero no por eso más reales que las chicas de las revistas, porque ellas también lo son. Creo que los medios deberían comenzar a tomar como íconos de belleza a cualquier persona. A la chica que usa los pantalones apretados teniendo la cola ancha y los muslos juntos, a la mujer gordita que tiene mucha papada, aquella que toda la ropa le cuelga porque no tiene pechugas, a esa niña cuyo cuello y papada están tan juntos que no se le forma la mandíbula, o ésa que tiene los ojos muy juntos y la cara muy grande. ¡Da igual! Seguro que si algún día las portadas de revista más famosas del mundo pusieran a una mujer así en ellas, cualquiera que se le pareciera diría “Oh, se parece a mí. Si es modelo de una revista significa que soy tan linda como ella”. Imagínense cómo subiría la autoestima de las personas. ¿Qué pasaría si los maniquíes de las tiendas tuvieran forma diferente? Acomodándose a todos los tipos de cuerpo. ¿Qué pasaría si los espejos de las tiendas no estuvieran arreglados para mostrarnos una imagen de piernas largas? Es muy fácil subir la autoestima del mundo, pero para eso hay que comenzar a entender que la belleza es genérica. Sí, las modelos son guapas, pero nosotras también. Ellas son perfectas tal y como son, ¡y nosotros también! La belleza perfecta no existe. Simplemente es. Así que dejen de mirar para el lado, dejen de intentar conseguir con su cuerpo lo que por genética no se puede lograr, porque la imagen que nos están vendiendo dice que debe ser así, pero la verdad es que estamos bien tal y como somos. Si seguimos creyéndoles a ellos jamás seremos felices con nosotros mismos. ¡Nos leemos! Cata W/@onlystylemakeup (Instagram) Bloggera Te Protejo – Maquilladora Profesional www.onlystylemakeup.cl Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no representan necesariamente a Te Protejo.
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