post |Publicado el 02-03-2015

¿Es la industria cárnica poco sustentable?

Hola a todos! Espero que tengan un buen inicio de semana, un buen lunes donde para muchos se inicia un nuevo periodo de rutinas, trabajos y estudios!

Hace algunos días terminaba de leer un libro llamado "Atlas de la carne", una publicación de la Fundación alemana Heinrich Böll que reúne hechos y cifras acerca de la industria cárnica a nivel global. Eso me hizo recordar el argumento que yo tuve, y que es bastante probable que ustedes también lo hayan tenido a la hora de hacerse vegan@ o vegetarian@, para cambiar algunos hábitos de alimentación. Principalmente, mi razón fue no querer ser parte de una cadena productiva que se mantiene a partir de la explotación y sufrimiento de cientos de miles de animales cada año para satisfacer mis necesidades alimentarias, que pueden ser fácilmente reemplazadas por una dieta que excluya la crueldad hacia cualquier tipo de vida animal.

A partir de esta decisión, me surgió con el tiempo seguir averiguando nuevas opciones sanas para alimentarme y plantear nuevas preguntas que apoyaran mi decisión en el cambio de estilo de vida. Siempre creí que aparte de cruel, la industria cárnica no es muy sustentable en términos de uso de recursos, contaminación, emisión de GEI, etcétera, pero nunca supe cuánto ... hasta ahora. Es por ello que me gustaría compartir con ustedes algunos datos interesantes que hablan desde una perspectiva distinta el cambio que ha llevado a muchas personas el hecho de disminuir la cantidad de carne que consumen, o eliminarla completamente de su dieta, incluso evitar consumir alimentos que incluyen derivados de origen animal.

"La dieta no es sólo un asunto privado. Cada comida tiene efectos muy reales en la vida de personas en todo el mundo, en el medioambiente, la biodiversidad y el clima que no se toman en cuenta al comer un trozo de carne".

Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación), en América Latina se proyecta una expansión del sector pecuario en los próximos 10 años. Esto enciende una alarma en el planeta en general, ya que la contaminación que aporta este sector sigue la tendencia mundial, tanto en la emisión de gases de efecto invernadero como en la superficie que demanda para la crianza, que tienen directa relación con la desforestación de vastas zonas de praderas y bosques. También son riesgos el aumento de establecimientos de engorde a corral, la pérdida de variedad genética y la contaminación que se produce en el suelo y en el agua por la crianza intensiva y el uso de fármacos para erradicar enfermedades y acelerar el proceso de engorda. (p. 14)

Los costos que paga el medioambiente producto de esta industria son considerables, donde las mayores externalidades producidas (costos que la empresa no incorpora) guardan relación con la sobredesertificación, mediante la diseminación de estiércol y abono líquido en la tierra y la aplicación de fertilizantes para cultivar maíz forrajero y otras cosechas. La sobredesertificación impide que el suelo siga funcionando como filtro de agua lluvia, si la erosión lo arrastra, la biodiversidad disminuye o si la floración algácia mata a los peces.

La ganadería intensiva emite compuestos de nitrógeno (como el amoniaco) que contribuyen al Cambio climático. En el continente asiático, los agricultores y empresas agrícolas están reemplazando los fertilizantes orgánicos tradicionales por nitrógeno sintético, así como para maximizar las cosechas, los campos se fertilizan con agroquímicos comerciales que también contienen nutrientes altamente solubles.

De estas cifras podemos concluir qué la carne barata sólo es posible con la contaminación del medioambiente. Si se consideraran los costos ocultos de la producción, es posible que las empresas ganaderas presenten pérdidas.

Con respecto a la variedad genética, para la producción de carne animal la base genética se ha estrechado, es decir, cada vez hay menos razas de ganado, donde se han privilegiado unas pocas especies. La hibridación también limita la biodiversidad genética de animales como aves y cerdos. Estas razas "mejoradas" demandan de forraje alto en proteínas, productos farmacéticos costosos e instalaciones climatizadas para sobrevivir (p.30)

Otro impacto importantísimo tiene que ver con el uso de recursos. El agua ocupada principalmente en la ganadería no se limita sólo al consumo, pensando en que para producir un kilo de carne son necesarios 15.500 litros de agua, según WWF, sino que también la contaminación del agua significa un problema del cual la industria cárnica es responsable: la contaminación producida por nitratos y fósforo del estiércol y los fertilizantes que empeora la sobreexplotación de ríos y lagos.

Finalmente, la industria de la carne es responsable, dependiendo de la medición, entre un 6 a un 32%  de los gases de efecto invernadero.  Para ello, es necesario contemplar las emisiones totales, que incluye la producción de forrajes, fertlizantes y pesticidas, arado, tala de bosques y el drenaje de turberas utilizados durante todo el ciclo de producción de la carne (p.40). Dentro de los componentes emanados a la atmósfera figura el óxido nitroso y el dióxido de carbono.

Estas cifras sólo reflejan una parte del problema y el impacto que produce la compleja cadena de producción de la industria cárnica a la actualidad. Y ése puede ser un buen argumento, porque elegir disminuir los volúmenes de consumo o eliminar de tu dieta animales que sienten y sufren, se contribuye a una cadena de efectos que tienen que ver con la protección del medioambiente y ecosistemas vulnerables, el cuidado de recursos valiosos como el agua y la energía y el desarrollo de economías locales más sustentables y equitativas.

Si esta información te interesó, puedes descargar el libro online desde la página de la fundación en este link.

Hasta un próximo post!

Constanza. Santiago.