Cambiando la percepción del pastel de cumpleaños: recuperación de un TCA
Hoy les quiero compartir un poco de la experiencia viviendo con un desorden alimenticio y de la felicidad de su superación.
ADVERTENCIA: Post sobre Trastornos de la conducta alimentaria.
Nota Te Protejo: Si bien el foco de nuestra ONG está en la promoción de un estilo de vida cruelty free y del consumo consciente y responsable, también nos parece de gran importancia abordar temáticas de relevancia social como la salud y el bienestar mental. Es por ello que en el siguiente artículo, Alondra, voluntaria blogger de Perú, expondrá su camino hacia la recuperación de un Trastorno de conducta alimentaria y cómo ha cambiado su percepción hacia la comida, hacia su celebración de cumpleaños y la importancia de la compañía de sus cercanos.
¡Hola a tod@s! Espero que se encuentren muy bien y se estén abrigando mucho.
Este último par de meses han sido muy agitados entre la universidad, cuidar de mis mascotas y en el proceso de una mudanza. En momentos como este me encanta escribir y expresar cosas que tal vez no puedo decir en voz alta, en especial en estos meses que me recuerdan muchas cosas que he pasado en los últimos años.
A pesar que me considero una persona bastante reservada y tímida, quería compartir con ustedes algunas de las experiencias que he tenido en mi corta vida. El 14 del mes de mayo fue mi cumpleaños y, a diferencia de muchos otros, hice mi propio pastel. A pesar de que este pastel es solo una combinación de harina y azúcar para algunos, para mi representó algo muy importante: era la primera vez en años que verdaderamente disfrutaba de un dulce en mi día. Después de años de terapia, reflexión y un largo camino puedo compartir que he batallado con anorexia desde el año 2017 y este mes se cumplen 4 años desde que tome la valiente decisión de vivir.
Un desorden alimenticio no es fácil de superar y consume cada minúscula y pequeña parte de la vida de una persona. Es una batalla constante muy ardua de librar; ya que, es contra uno mismo, nuestro peor aliado y enemigo. Atravesar por una enfermedad tan severa y mortal es realmente aterrador una vez que miras hacia atrás. No quiero decir que en ese entonces no medía la magnitud de mi enfermedad, sino que ahora que he podido salir de ella puedo mirar las cosas con una luz completamente diferente. Después de tanto tiempo, siento que tengo el control de mi vida y realmente puedo ser feliz.
Recuerdo que hace 5 años estaba sentada en el asiento del autobús. Incómoda, frágil y realmente débil, miraba a la ventana hasta que me quedaba dormida. Mientras la preocupación de mis padres y amigos me atormentaba, soñaba con comida y la sensación de poder disfrutarla; me puse a llorar pensando si algún día sería capaz de volver a hacerlo. Asimismo, me culpaba a mí misma porque era “mi culpa” que las cosas fueran no diferentes. Pensé: “yo me metí en esto después de todo” Realmente quería mejorar, realmente quería vivir; simplemente, ya no tenía la fuerza suficiente para hacer que eso sucediera. Creo que nunca seré capaz de expresar en palabras lo que se siente, de la misma forma que es difícil de comprender si no atraviesas el mismo camino.
Vivimos en una sociedad donde la cultura de la dieta está normalizada y tod@s sentimos la presión de cumplir con un estándar de belleza casi inalcanzable. Vivimos en una realidad donde una niña de 14 años no quiere ir al colegio porque detestaba su peso y aspecto personal, y esa niña era yo. Es más, esa niña podría ser cualquier persona a nuestro alrededor, librando una batalla silenciosa. Comer un pastel no es un “premio”, no es algo que mereces después de hacer algo, mucho menos es un “cheat day”. Hoy desperté y creo que merezco comer una enorme torta de chocolate, estoy viva y puedo ser yo misma, hacer lo que deseo, y comer lo que deseo. Creo que mi yo de niña estaría feliz. El día que tanto soñé llegó.
Mientras compraba los ingredientes no contaba sus calorías, ni me preocupaba en que excusa tendría que inventar para no consumir azúcar. Asimismo, no pensaba en que tendría que dejar de comer días previos para “merecer” un día de trampa comiendo todo lo quiero. Simplemente, tuve la mejor semana posible y estaba concentrada en que todo saliera bien, disfrutar con mis amigos y divertirme con las personas que amo. La energía ese día fue muy positiva; es así que, por primera vez después de años comí casi todo el pastel yo sola y quede afónica de la risa.
Este post no es una lista de tips, ni la palabra de un especialista. Esta es la experiencia de una persona como cualquier otra, una experiencia que me hubiera encantado leer cuando pasaba por el peor momento de mi enfermedad. Cada historia es diferente y el camino a la recuperación está lleno de altos y bajos. No desperté un día y fui una persona sana, requiere tiempo, paciencia y mucho amor. Se debe confiar en el proceso y confiar en nosotros mismos. No es mi culpa, haber tenido anorexia no me hace rara o diferente a alguien más. Para mí, es una parte de mi historia personal que canalizo en el arte y que utilizo para valorar la vida con demasía.
Años previos estaba sumida en una profunda depresión, culpa y ansiedad cerca a esta fecha; ya que, implicaba enfrentar mis propios miedos, mentir y pretender que simplemente no quería celebrar mi nacimiento. Hoy he sonreído en mi cumpleaños y espero con ansias a todos los que vengan.
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