reviews |Publicado el 11-08-2020

El coco y sus derivados: mitos y verdades

Últimamente, con el auge de la cosmética natural, vegana y crueltyfree, se escucha hablar de los beneficios del coco, más específicamente del aceite, pero… ¿es 100% beneficioso? ¿Para qué sí? ¿Para qué no? Sácate todas estas dudas en este posteo.

Para introducirnos un poco en el tema vamos a hablar sobre qué es el coco. El coco, valga la redundancia, es el fruto del COCOTERO, un árbol frutal tipo palmera de origen tropical, muy alto que puede llegar hasta los 30 metros. No tolera el frío ni las grandes altitudes y tampoco puede crecer en suelos duros con escasez de sal. Necesita climas húmedos y fuertes vientos para polinizar sus flores adecuadamente. Las zonas ideales para el crecimiento de los cocoteros serían lugares como Hawai, Florida o las Islas Canarias. Si bien hay una única especie, existen muchísimas variedades que diferenciamos por el tallo y que se encuentran en otras zonas, como por ejemplo, en Brasil.

Volviendo específicamente al fruto de este árbol, es redondo y alargado, de pulpa blanca, fibrosa y aceitosa cubierta por una cáscara dura, de color marrón y peluda. La capa blanca por dentro recibe el nombre de copra, cuando el fruto está aún tierno tiene un líquido lechoso que se suele tomar como “agua” de coco.

También tenemos el aceite de coco virgen, el cual se obtiene mediante presión en frío de la pulpa blanca sin usar ningún tipo de producto químico. En caso de tener certificación de agricultura ecológica (“organic” en inglés), significa que además no se han utilizado productos químicos en las plantaciones de los cocoteros de los que se recolectó el fruto.

Ahora que ya estamos un poco más familiarizados con el tema en general, vamos a introducirnos en el uso del coco para la cosmética y medicina.

Algunas personas dicen que este tiene propiedades terapéuticas. Se consideran algunas diferencias según lo que utilicemos del coco. Resultan interesantes las siguientes:

-Su agua (ese líquido que está dentro cuando todavía no ha madurado el fruto), actúa como refrescante, laxante, antihelmíntica (es un medicamento utilizado en el tratamiento de infecciones por parásitos o gusanos) y diurética.

- La manteca de coco, que se realiza con la pulpa blanca, deshidratándola y moliéndola hasta obtener una pasta sólida, es calmante y elimina las inflamaciones.

-La leche de coco, que se obtiene mezclando la pulpa blanca con agua, tiene una propiedad para matar a los parásitos intestinales.

-El casco quemado, que es la costra que tiene por fuera, lo utilizamos para el dolor de muelas.

Con respecto a la cosmética, creo que todos conocemos a alguien que nos ha mencionado que usa ACEITE DE COCO, pero cuando hablamos de este ¿Qué es lo que de verdad hay detrás?

Si lo utilizamos para el cabello, podemos dejarlo actuar unos minutos para realizar una nutrición, esto nos va a dar brillo, ayudar a combatir el frizz, y va a darle sensación de hidratación al cabello. Si lo acompañamos de un suave masaje con la yema de los dedos, puede ser bueno para el crecimiento.

Gracias a tener vitamina E, ayuda a prevenir el envejecimiento de la piel, le devuelve elasticidad y sobre todo es muy bueno para pieles sensibles con dermatitis, psoriasis o eccemas. También evita la aparición de estrías, ya que nutre profundamente. Muchas personas afirman que es excelente para reparar los labios, utilizándolo como bálsamo labial, siendo mucho más efectivo que el anterior.

En una página web muy interesante (www.aceitedecoco.org) encontré información que creo vale la pena destacar. Dicen que “el aceite de coco se compone casi al 90% de grasas saturadas, la mayoría son beneficiosos ácidos grasos de cadena media, de estos ácidos grasos, aproximadamente el 45% es ácido laúrico. El único alimento natural que contiene más ácido laúrico que el aceite de coco es la leche materna”, me pareció super encantador este dato, para una vez más mostrar el apoyo y mostrar lo favorable que resulta ser la lactancia materna.

Para contarles un poco sobre el aceite de coco en la alimentación, entreviste a Julieta Bertarini (MP 2381), Licenciada en Nutrición de Mar del Plata, Argentina.

Julieta me decía que no está en contra del aceite de coco, pero tampoco lo recomienda como reemplazo de los aceites vegetales para la alimentación diaria. Si bien es un aceite de origen vegetal, su composición, como ya mencione antes, es un 90% de grasas saturadas. El problema con este tema es que al ser un producto que se está volviendo popular en estos últimos tiempos, no hay evidencia científica que avale su uso diario. No se han realizado aún investigaciones en poblaciones lo suficientemente grandes y en el tiempo, como para su recomendación en la alimentación diaria. Por ejemplo, con el aceite de oliva, se han realizado estudios a lo largo del tiempo en miles de personas y por eso puede ser recomendado para incluirlo en la dieta.

Como para concluir el tema, me gustaría decir que siempre que vayamos a consumir algún producto, ya sea para las comidas o medicinalmente, consultemos con algún profesional, porque muchas veces detrás de los productos hay estrategias de marketing que no nos permiten ver realmente los beneficios de lo que estamos consumiendo. Todo lo relacionado con la ciencia es algo que se estudia, se investiga y se verifica para poder llegar a nuestras manos.

En este mismo sentido nutricional, Julieta sostiene que como todo alimento se debe utilizar en una medida justa y con frecuencia esporádica, siempre teniendo en cuenta un equilibrio en la alimentación para lograr un estado de salud, que no es solo física, sino también psíquica y social. De querer incluirlo en alguna receta, alguna vez cada tanto podría usarse, sin embargo, al ser un producto con información escasa o poco concluyente y que aún falta evidencia clínica, no se puede recomendar para usarlo en una dieta a diario.

Particularmente, yo recomiendo el aceite de coco para uso externo, es decir, para el cabello y la piel, porque yo tuve buenas experiencias y creo que es un producto natural que nos puede sacar un poco de la cotidianidad de caer en fármacos. En temas relacionados a la piel, por ejemplo, es una solución más lenta, pero natural al fin. Hay que generar una conciencia con respecto a la cosmética natural y ecológica, pero también saber qué es lo que estamos avalando y utilizando, y sobre todo saber que nuestro organismo es apto para su uso.

@emiliaafloress