El origen del testeo animal en la industria cosmética y la hora de que llegue a su fin
En este post resumimos brevemente sobre el inicio del testeo en animales en la industria cosmética y sobre como vos, desde tu lugar, podés ayudar para que esta práctica llegue a su fin.
El inicio de la exigencia del testeo de productos cosméticos en animales surge a finales de los años 30 en Estados Unidos, a raíz de que una mujer perdiera la vista utilizando una máscara para pestañas. Este caso llevó a la FDA a crear una ley federal de alimentos, medicamentos y cosméticos con el fin de que sea el mismo organismo el encargado de supervisar la seguridad de los productos que se comercializarían. Este modelo fue replicado en los diferentes organismos mundiales con el mismo fin.
Dentro de esta ley, una de las tantas exigencias que se le pide a un laboratorio cosmético, es que demuestre cuán tóxico, carcinogénico, irritante, puede ser su producto. Estas pruebas se realizan en animales que viven en laboratorios, son criados para ello y realmente viven un infierno.
Desde el inicio de esta ley hasta hoy, pasaron más de 80 años. Años donde se marcó una de las más grandes revoluciones tecnológicas jamás vista por la humanidad. En mucho menos de 80 años, la humanidad pasó de no saber que pudiese existir un televisor, a usar un teléfono celular.
Gran parte de las materias primas y sus combinaciones que hoy se utilizan en la industria cosmética, fueron testeadas hace años atrás y gracias a los avances tecnológicos para las nuevas incorporaciones, existen tejidos de cultivo, modelos computacionales y hasta ¡Humanos que eligen hacerlo! Con todo este avance, ¿Cuál sería el fin del testeo en animales?.
Ninguno. Solo que algunos países, incluido Argentina, lamentablemente a pesar de tener otras opciones de testeo que no incluyen animales, todavía permiten por ley que se sigan realizando algunas pruebas en cobayos y, tristemente, muchas marcas siguen eligiendo esta opción, ya que los testeos que no requieren animales, dependiendo del país, pueden ser más costosos que aquellos que los incluyen.
Pero...
Dentro de este enorme avance tecnológico contamos con internet y la posibilidad de conocer qué hay detrás de cada producto cosmético que, como consumidores, elegimos a diario. Y, como consumidores, tenemos el inmenso poder de exigir que no haya más daño detrás de los cosméticos que compremos.
Si llegaste hasta acá, te estarás preguntando: ¿Cómo se hace?
Eligiendo cosméticos cuyos elaboradores puedan garantizar que están libres de crueldad animal, desde el origen de la materia prima hasta el producto final.
Fuentes: Punto convergente, Animanaturalis
¡Muchas gracias por leernos!
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