Con la llegada del otoño, viene a nuestra mente el uso de prendas como suéteres, gorros, mallas y abrigos, las cuales son muy útiles para poder protegernos de las bajas temperaturas y, a su vez, para renovarnos pudiendo adoptar un estilo más clásico lleno de colores neutros y elegancia.

Muchas de estas prendas son elaboradas con una tela llamada lana, la cual es una de las fibras textiles más utilizadas en el mundo. Este nombre se aplica a las telas suaves y rizadas que se obtienen mayormente del pelo de las ovejas, aunque también se hace lana del pelo de otros animales, y es muy utilizada debido a la gran elasticidad y longitud que alcanza sin romperse, lo que la hace un material especialmente atractivo para hilar, prensar y trenzar.

Actualmente, son Estados Unidos y Australia los países en los que se concentra la mayor producción de lana a nivel mundial y, al mismo tiempo, en los que prevalecen los mayores abusos en contra de las ovejas; tal como lo demuestran las recientes investigaciones de PETA, grupo dedicado a la defensa de los derechos de los animales. Si bien la lana podría ser considerada a primera vista como una tela sustentable, debido a que es de origen natural y en teoría no se daña ni se quita la vida de las ovejas para obtenerla, vale la pena conocer y analizar lo que hay detrás de la esquila de esta tela.

En una investigación encubierta llevada a cabo por un periodo de 5 meses, descubrieron evidencia de maltrato hacia estos animales por parte de los trabajadores dedicados al trasquilado, quienes en ocasiones golpean de diversas maneras a las ovejas y no tienen el más mínimo cuidado en tratarlas de manera digna, llegando a casos extremos en los que lamentablemente se causa su muerte.

Es importante tomar en cuenta que, en condiciones normales, una oveja no necesitaría ser esquilada, pues naturalmente adaptan su cantidad y tipo de pelo dependiendo de la estación en la que se encuentran, mudando de pelo según corresponda. Sin embargo, debido a que por generaciones se han seleccionado a las ovejas que producen lana en mayor cantidad y de mejor calidad, las ovejas que se explotan para la producción de lana tienen una anormal y antinatural cantidad de pelaje, hasta incluso llegar a doblar su propio peso, por lo que deben ser esquiladas para evitar lesiones o, incluso, su muerte producida por el sofocamiento.

Estas prácticas en parte son llevadas a cabo debido a la alta demanda de la lana para la elaboración de prendas para la temporada de otoño/invierno, por lo que, una vez más, como consumidores tenemos el poder de frenar poco a poco esta situación de crueldad con las ovejas. Algunas opciones que podemos usar para sustituir la lana, son prendas confeccionadas a base de lana de poliéster, franela de algodón, piel sintética y Primaloft, que es una marca de material de aislamiento térmico de microfibra sintética.

Como hemos podido apreciar en este artículo, la producción de lana implica en la mayoría de las ocasiones, actos de crueldad para con las ovejas, por lo que es tarea de todos disminuir poco a poco su consumo y, a la vez, exigir a las granjas que detengan la producción masiva y traten con cuidado y dignidad a estos hermosos animales. L@s invito como siempre a estar pendientes de mis publicaciones y a seguir colaborando para crear un mundo más sustentable.

Greta F.