Hace unos días vi a mi hermana dudando acerca de si tirar o no algunos de sus cosméticos, sabía que tenían tiempo de haber sido abiertos, pero me dijo que en realidad no sabía cómo decidir ya que no tenía idea de cuánto se supone que duran, así que me pareció una buena idea platicarles sobre los cuidados que debemos tener con nuestros cosméticos.

Primero que nada ¿por qué cuidarlos? Porque al cuidarlos nos aseguramos de cuidar a nuestro cuerpo, hay que recordar que los cosméticos se usan directamente en nuestra piel, y a veces se nos olvida que la piel es un órgano más de nuestro organismo. La piel actúa como la primera barrera para protegernos del medio externo, por aquí pueden entrar microorganismos que pueden hacernos daño y, si nuestros cosméticos están contaminados, podemos acabar con acné o alguna infección indeseable.

Bueno, ya sé que debo cuidarlos, ahora ¿cómo los cuido? Lo que considero primordial es saber la fecha en la que abriste por primera vez tu cosmético, esto siento que aplica sobre todo para maquillaje pues a veces no se nos acaba y nos dura más de lo debido, y pensamos que podemos seguirlo usando por los siglos de los siglos. Una buena idea para tener este dato en mente es ponerle una etiqueta (de esas que se usan para poner precios) con la fecha de apertura del maquillaje y pegarla en la parte de atrás. Sabiendo la fecha en que se abrió podemos calcular cuándo hay que dejar de usarlo aunque no nos lo hayamos acabado pues la caducidad de cada producto viene en el mismo envase, con el símbolo de un frasco que tiene adentro un número y una “M”. Por ejemplo, si en mi paleta de sombras dice “24M” significa que la paleta se caduca 24 meses después de haberse abierto.

¿Qué pasa si usamos nuestros cosméticos más tiempo del que se menciona en el envase? Corremos el riesgo de que los conservadores dejen de hacer su trabajo y nuestro producto se convierta en un caldo para bacterias y hongos. Si observamos algún cambio en el olor, color o textura de nuestro maquillaje puede ser que le estén creciendo microorganismos o que la fórmula ya haya dejado de servir y es momento de decirle adiós a nuestro cosmético. Si utilizamos cosmética natural hay que ser más cuidadosos con este punto ya que los conservadores que se usan pueden ser mínimos y las formulaciones pueden descomponerse más rápido que el resto de los cosméticos.

Recuerda guardar tus cosméticos en lugares frescos y secos, donde la humedad sea la menor posible para evitar el desarrollo de bacterias y hongos, por lo que trata de evitar dejarlos en el baño.

Lava tus brochas y esponjas constantemente, si puedes, cada que las uses, pero recuerda darles suficiente tiempo para que se sequen perfectamente y no guarden humedad; pero no las dejes en contenedores abiertos pues se pueden llenar de polvo y partículas son suciedad.

No combines productos para hacer “tus propios cosméticos”. He visto videos en los que juntan correctores, bases, sombras, bluses, etc en un mismo frasco, lo calientan para que se mezcle todo y lo usan. Recuerda que cada cosmético está formulado de una manera específica: la base de una marca no tiene las mismas propiedades fisicoquímicas que la base de otra marca, y mucho menos las mismas propiedades que una sombra, blush, labial, etc, por lo que al juntar todos los productos en uno sólo puedes desestabilizar las fórmulas de cada uno y poner en riesgo a tu pielecita.

Espero que estos consejos les sirvan para cuidar sus cosméticos y su piel. Y recuerden siempre elegir marcas cruelty free certificadas para ayudar a que cada vez menos animales sufran de este tipo de explotación.

Referencias:

-Madurga Sanz, M.. (2009). El papel de la cosmética: excipientes y conservantes. Pediatría Atención Primaria, 11(Supl. 15), 81-100.

-Leranoz, S. (2002). Conservantes cosméticos. Offarm. 21 Issue 7, 4-77