En este post les cuento acerca de la alimentación sostenible, la cual no consiste únicamente en consumir productos saludables (o que parecen serlo) o solamente en reducir el impacto al medio ambiente, como en ocasiones ha sido definida, sino en tomar en cuenta y evaluar una serie de factores que conforman estos conceptos, así como también otras disciplinas involucradas como, por ejemplo, las condiciones laborales de quien están detrás de los alimentos que elegimos.

En México, tenemos la fortuna de contar con una gastronomía rica y variada, pues nacimos o bien decidimos ubicarnos en un país dadivoso y abundante en cuanto a recursos naturales. Sin embargo, es necesario fomentar una cultura de alimentación no solamente basada en el gusto y placer, sino hacerlo también de manera consciente respecto a nuestro cuerpo, el medioambiente y la sociedad.

Uno de los primeros pasos, y de los más importantes para comenzar a poner en práctica una alimentación sostenible, es alimentarse de acuerdo a las necesidades de cada persona con base en la edad, talla, nivel de actividad física y condición de salud, teniendo siempre como guía a un/a experto/a en nutrición, quien los guiará elaborando una dieta adecuada para ustedes, más allá de cualquier moda o tendencia alimenticia pasajera que en la mayoría de las ocasiones no es viable para todos. Al poner esto en práctica, automáticamente contribuirás no solamente al cuidado de tu cuerpo y salud sino también, entre otras cosas, a reducir el desperdicio de alimentos, pues sabrán exactamente lo que requieren para estar nutridos y satisfechos, sin hacer compras innecesarias.

Lo anterior, está aunado a tener y desarrollar amor y respeto por nuestro cuerpo, pues de esa manera será mucho más sencillo el crear conciencia acerca de lo que consumimos.

Por otro lado, se debe tomar en cuenta los daños al medio ambiente que ocasiona la producción de algunos alimentos, tales como la carne en sus diversas variedades, debido a que, de acuerdo con datos oficiales, en los últimos 25 años se ha deforestado una superficie boscosa equivalente al territorio de la India. Es relevante destacar que el consumo de carne es una decisión muy personal, sin embargo, aunque sea algo que lleven a la práctica, la recomendación es hacerlo en cantidades moderadas acorde con lo que indique su nutriólogo/a, ya que esto contribuye a que no haya un exceso de demanda y, por consiguiente, se reducirá en gran medida la deforestación.

Otro aspecto a analizar para llevar a cabo una alimentación sostenible, el cual ha sido poco explorado y tomado en cuenta, comienza con hacernos la siguiente pregunta ¿Quién está detrás de los alimentos que ponemos en nuestra mesa todos los días, y bajo qué condiciones viven y laboran? Esto se refiere al campo, a las fábricas e incluso a los corporativos gracias a los cuales se desarrolla la industria de los alimentos. Basta con tomarnos unos minutos en internet para buscar noticias o ingresar a la página de nuestras marcas preferidas, o con hacer algunas preguntas a la gente que vende los productos naturales en tianguis o mercados. La clave está en buscar y consumir marcas o en negocios que, además de tener productos naturales y de alta calidad, les den visibilidad a sus empleados, así como un trato justo y digno respetando sus derechos humanos.

Estas son solo algunas acciones que pueden tomar para a cabo una alimentación sostenible, y les sugiero que comiencen con una a la vez para que lo hagan con gozo y ligereza, convirtiéndolo poco a poco en un hábito. Por último, no olviden que llevar a cabo estas prácticas tiene beneficios para ustedes, para la sociedad y para el planeta.

Como siempre los invito a que estén pendientes de mis próximos posts en temas de sostenibilidad.

Greta F.

Fuentes:

• womenshealthmag.com
• fao.org
• Máster Sostenibilidad – Universidad de Salamanca