¿Cómo ser un lector sostenible?
En este post les cuento cómo aplicar la sostenibilidad en el bello hábito de la lectura
La lectura es un gran hábito que nos aporta conocimientos, cultura e incluso relajación, entre muchos otros beneficios, lo cual la convierte en una práctica muy recomendable y que afortunadamente tiene cada vez más auge en México y Latinoamérica, en donde hasta hace algunos años se leía solamente un promedio de un libro al año.
Para ser un lector sostenible y podemos comenzar por explorar y elegir los libros electrónicos, innovación que comienza en el año de 1971 creándose el “Proyecto Gutenberg”, que buscaba digitalizar libros y ofrecerlos gratis, lo cual debemos entender que no es factible ni justo para los autores, su creatividad y esfuerzo, sin embargo, fue un proyecto innovador y el comienzo para las herramientas digitales que tenemos el día de hoy como, por ejemplo, Kindle. Esta plataforma es creada en 2007 por Amazon para la venta de libros digitales, contando también con un dispositivo que facilita su lectura.
Las ventajas y beneficios de adquirir libros electrónicos son, tanto para el planeta como para nosotros, ya que evitamos la generación de más residuos que pueden provocar daños ecológicos y, al mismo tiempo, podemos tener un hogar más enfocado al minimalismo sin acumular objetos que muchas veces no volvemos a utilizar. Además, nos otorgan la oportunidad de avanzar en nuestras lecturas durante cualquier momento que tengamos libre, pudiendo tener acceso a cualquier título desde nuestro dispositivo, tableta o teléfono celular a precios muy económicos, reduciendo hasta un 50% del precio comparado con un libro en formato físico.
Por supuesto, hay que tener en cuenta que muchas personas disfrutan el hecho de tener libros físicos, ya sea por su olor, textura o valor sentimental, lo cual es muy válido, sin embargo, aún así podemos realizar pequeñas pero significativas acciones para ser lectores sostenibles. Podemos comenzar por intercambiar con nuestros amigos y familiares aquellos libros que no nos gustaron o que sabemos que no queremos volver a leer ni tendremos la necesidad de consultar en el futuro; o bien, venderlos a un precio económico para obtener ganancias y, a su vez, fomentando la lectura al hacer más accesible la adquisición de libros en todos los sectores sociales.
Otra excelente opción es donar los libros que ya no ocupamos a bibliotecas públicas, ya sea de nuestra comunidad o hacerlos llegar a otras comunidades donde tal vez no sea fácil que la gente tenga acceso a todo tipo de ejemplares. Las bibliotecas públicas son espacios muy valiosos, pues hay posibilidad de obtener conocimiento de temas diversos sin costo alguno y además otorgan la posibilidad de estar en un espacio silencioso y tranquilo, lo cual, en ocasiones no es sencillo acceder estando espacios públicos ni en nuestros propios hogares, por lo que vale la pena contribuir a su equipamiento y difusión.
Una última opción, aunque evitada por muchos debido a malas experiencias, es la de prestar sus libros, ya que la simple acción de compartir genera una gran satisfacción personal, y a su vez, permite que un libro enriquezca la vida de más de una persona. Es algo que no es viable ofrecer a cualquier persona, pero si podemos hacerlo con gente cercana y confiable que sabemos que lo apreciará.
Los invito a que se mantengan atent@s de mis posts y juntos hagamos de nuestro planeta un lugar sostenible.
Greta F.
Fuentes: El Economista - Breve historia del libro digital.Comparte:
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